Sydney Hunter y la tribu sagrada

Hace poco comentaba un humilde servidor que en la actualidad no hay gente a la que le gusten los juegos de plataformas en sí, o lo que es lo mismo, juegos donde lo importante sea saltar por eso conseguir más amigos que le gusten estos juegos es genial, ya sea que los encuentres en eventos o chateando en internet, ya que los gamers siempre están en línea. Ahora, a la gente le gustan los juegos que tienen personajes de antiguos juegos de plataformas (Mario, Sonic, Alex Kidd); y también que los personajes salten, sí, pero que hagan algo más (que peguen tiros, ataquen con la espada u otras cosas).

Esto no siempre ha sido así. Los juegos de plataformas nacieron, precisamente, porque a la gente le chiflaba el hecho de tener que manejar un personaje y dar saltos, en contraposición a manejar naves u otras entidades no humanoides. De ahí vinieron juegos como Minero Maníaco (Manic Miner), La Profanación de Abu Simbel (Abu Simbel Profanation), el primer Hermanos Mario (Mario Bros.), Burro Kong (Donkey Kong), Trampa (Pitfall), Guillermo el Ricachón (Jet Set Willy) o Fantasmón (Phantomas), por poneros algunos casos.

Podemos decir que el género aguantó bien hasta las 32 bits, donde dio el salto a las tres dimensiones. Nuestros héroes pasaron a ser Lara Croft, Crash, Spyro, Rasputin, Banjo o Jack, pero ya al entrar en Xbox 360 y Playstation 3 se fueron abandonando los juegos de plataformas puros, ya fueran en dos o tres dimensiones, por juegos con más acción o más peliculeros, como el Hombre Araña (Spiderman), el Descartado (Uncharted) o el Fantasma de Tsushima (Ghost of Tsushima), que sí, tienen saltos, pero no es lo más importante. Y sí, se siguen haciendo juegos de plataformas, algunos exitosos (Celeste, Un Sombrero en el Tiempo -A Hat in Time-), pero no es tan habitual.

Sydney Hunter y la Tribu Sagrada (Sydney Hunter And The Sacred Tribe) es un ejemplo de la primera hornada. Conocí la serie Sydney Hunter un poco de casualidad, al ver que uno de ellos había sido convertido a Master System por el desarrollador Óscar Toledo, que ya se había encargado en el 2015 de la versión para Intellivision y posteriormente MSX y Colecovision (en ambos casos, plataformas relativamente cercanas a la Master System). Anteriormente habían lanzado Sydney Hunter y la venganza Maya (Sydney Hunter and the Mayan’s Revenge) de la tristendo, y Sydney Hunter y los templos del peligro (Sydney Hunter and the Shrines of Peril) para Intellivision; mientras que luego vinieron Sydney Hunter y las cavernas de la muerte (Sydney Hunter and Caverns of Death) para Super Nintendo y finalmente Sydney Hunter y la maldición de los mayas (Sydney Hunter and the Curse of Mayan) para sistemas mas modernos (PC, Switch, etc).

El juego que nos ocupa, Sydney Hunter y la Tribu Sagrada, está un paso por delante de la complejidad de Pitfall, pero definitivamente es mucho más sencillo que casi cualquier plataformas que haya pasado por Master System. Nuestro querido Sydney Hunter aún no puede disparar sus boomerangs, lanzas o látigos que dominará en un futuro, y se tiene que conformar con esquivar todo tipo de peligros mientras se aprende el mapeado y va recogiendo diamantes y llaves.

Al final este Sydney Hunter y la Tribu Sagrada es divertido, pero nos deja con ganas de más, siendo poco recomendable para los jugadores de juegos de plataformas de la actualidad. De hecho, si lo queréis adquirir tenéis dos opciones: la difícil, encontrarlo para Master System (buena suerte), y la no tan difícil, en un cartucho recopilatorio para Evercade (la recomendable si tenéis el cacharro). Por otro lado, está anunciado un juego llamado Sydney Hunter y la jungla de Yucatán (Sydney Hunter & The Yucatan Jungle) que tiene muy buena pinta; ya veremos si pertenece al primer grupo (plataformas sin más) o el segundo (con algo de acción). Cuando salga estaremos atentos en Gamerah para poder analizaros lo último de la Master System para vuestro disfrute y regocijo.