Sonic The Hedgehog, la película

Todos querían matar a Sonic. Pero él era más rápido.

Todos querían matar a Sonic. Pero él era más rápido.

Sabéis que acostumbro a hacer crítica cinematográfica objetiva y reposada. Tengo todos los números de Cahiers of Cinema encuadernados y fumo en pipa. Así que siempre tengo razón. Por ejemplo, cuando me cargué Detective Pikachu  por hacerlo todo mal. No hubo resentimiento seguero alguno en aquella diatriba, os lo aseguro. Aquello era un desastre absoluto. Quería ser una peli de pokemones, una de detectives y una de un juego de pokemones haciendo de detectives. No había por dónde cogerla. Era como una de esas comidas que te apañas a las tres de la mañana, borracho como un piojo para evitar la resaca del día siguiente. Te parece buena idea echarle mostaza al atún con chocolate.

Sonic, la película es chocolate. Pero un helado. O una tarta. Y ya.

Estaréis pensando, “ya está el flipao del alcalde poniendo por las nubes un puta peli de niños”. Y tendréis razón. Es una peli para la chavalería. Que vete a saber cuántos de esos chavales tienen a Sonic como referente, pero algunos hasta llevaban camisetas del erizo azul en el cine al que fui yo.

El caso es que el cine para niños es un asunto serio. A cualquier mongol le pones un plano fijo de tres horas de un tipo mirando a una nutria, le dices que es cinéma veritá o alguna soplapollez del estilo y traga. Pero a los chavales no se la cuelas, amigo. Ves en sus caras si la peli funciona. Y Sonic funciona. Un guion sencillo, bien ejecutado, que va del punto A al B y no se pierde por el camino.

Hay que decir que Sonic, como concepto, es un superviviente. Ha sobrevivido al tiempo, a SEGA, a los memes, y a la propia y efímera esencia de la definición de mascota poochie. Nació para demostrar la velocidad de la recién estrenada Mega Drive en 1991 y se hizo un poco a matacaballo. Un concurso de diseño en la sede japonesa alumbró al Sonic que, con algunos retoques como quitarle una guitarra eléctrica y a Madonna como novia, se convirtió en el bicho azul que hoy conocemos. La película es bastante libre en cuanto al lore oficial, pero se ajusta bien a la supuesta personalidad de Sonic. Es una especie de mezcla de Bugs Bunny y Tom Cruise, es decir, es ese tipo que come zanahorias y que te alegra las fiestas sin abandonar del todo el mundo de la enfermedad mental diagnosticada. Sonic es un stalker, no se mezcla con los humanos y les pone nombres graciosos. Habla consigo mismo, desdobla su personalidad y corre bordeando la barrera del sonido y la de la cordura durante toda la película. Dicen que interpretar enfermos mentales es una alfombra mullida hacia el Óscar de mejor actor, pero suponemos que el lobby nintendero de Hollywood se encargará dinamitar ese camino.

A pesar de todo, hay que decir que Sonic mola. Es achuchable, se reserva los mejores chistes y patea muchos culos. Otra cosa que está muy bien es que todo el desarrollo de la peli es especie de walktrough youtubero, cosa que se evidencia en los inspiradísimos créditos finales, hasta el enfrentamiento con el final boss, en este caso el chisporroteante Robotnik/Eggman protagonizado por Jim Carrey haciendo de Jim Carrey. Bien por él, que es un gran tipo y el mejor actor del siglo XX.

Habrá que decir también que todos los guiños imaginables a los juegos están presentes. Ropas, música, memes… el respeto y el amor por los títulos del erizo se respiran por toda la película. Aquí no hay directores con ganas de llevar a su terreno un puto juego que es más simple que un botijo y que nos han regalado solemnes truños que, irónicamente, puedes llegar a admirar sin haberlos visto, pero así te maten si pagarías una entrada por ellos.

En definitiva, una buena peli para niños que no ofende a los adultos. Y esto no es cosa menor. Dicho de otra manera: es cosa mayor. Y si te queda alguna duda para coger a tus hijos, sobrinetes, o calcetín con ojos e ir a verla, piensa en que Sonic es la primera mascota de videojuegos que se tira un pedo en la pantalla grande. Siento el spoiler, pero alguien tenía que decirlo.

(Coaching de mongolos)

¡Arrrrtículos de coña!

4 Comments

  1. Para la segunda parte es necesario Mario, para que esta cinta clase b sea mas digerible y contemporánea. Eso de solo pegarle a cuarentones pisando los cincuenta con una mascota olvidada que tres gatos conocen no es muy mainstream.

  2. Hay un detalle sutilísimo arreando a Mario y su lore que me ha encantado ay qué grasia papasito

  3. "un planeta MUY aburrido" Eso no?

  4. Estuve luchando porque mi hija no se durmiera durante la parte intermedia de la película, no por fan de SEGA precisamente, sino por agarrao, que la entrada no es barata. Y eso que ella sí conoce al erizo y se emocionó con el sonido de los anillos que hay al inicio de la película, cosa que me hizo sentir orgullo de padre, pero es que le sobran como 40 minutos a la peli. Siendo generosos. Por lo demás, agradezco el cambio de diseño de Sonic solo por no tener que verle haciendo el swish swish ese de la Kate Perry con sus antiguas piernas supermusculadas.

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