PS4/PSVita – Kadokawa Games
Buscando novia desesperadamente.
Existe una moda en los últimos tiempos entre los comentaristas de videojuegos que defiende la teoría de los videojuegos como producto temporal. Dicha teoría postula que los videojuegos son un hijo de su tiempo, y difícilmente pueden apreciarse sus virtudes fuera de ese intervalo temporal porque forzosamente todos sus apartados y mecánicas habrán quedado obsoletas. Yo no soy partidario de esa tendencia, pues pienso que un Super Mario Bros 3 o un Gradius V son tan disfrutables hoy en día como lo fueron en su momento de lanzamiento. Entiendo que aquellos más pendientes de los grados de teselación o de los trillones de polígonos texturizados en 4K puedan no compartir mi posición. Shock generacional por diferencia de prioridades, me repite constantemente el terapeuta canino que me trata la fobia nintendera.
Pero lo que sí es cierto es que hay ciertas experiencias que son totalmente incomprensibles de no haberlas vivido en las carnes. Vivimos en un mundo donde la comunicación es inmediata, donde las redes sociales conectan todo con todos, donde podemos averiguar hasta la cantidad de veces que alguien visita el WC de alguien en la otra punta del planeta. Resulta francamente complicado explicar a un jovenzuelo amante de Whatsapp y Twitter que hubo un tiempo, no hace demasiados años, en los que la gente mantenía comunicaciones por correspondencia epistolar. Que era muy común esperar semanas o meses de diferencia desde que emitíamos el mensaje hasta que recibíamos respuesta, si es que recibíamos alguna. Que era perfectamente posible tardar más de uno y dos días en redactar nuestra carta, meditando cuidadosamente cada línea y cuidando ortografía, gramática, caligrafía y contenidos pues eran otra expresión de nuestra personalidad. Que si nos sentíamos parlanchines nuestra carta podía tener perfectamente una extensión de dos, tres folios o cuantos cupiesen en un triste sobre de correos. Hoy en día, eso ya no se lleva; igual que los pantalones de campana, los braseros de carbón o los juegos completos y funcionales desde el lanzamiento.
Nos duermes con tus viejuneces
Ese es el mayor problema de Root Letter, una estupenda aventura lanzada para PlayStation 4 (en lo que obviamente es un derroche de sistema) y PSVita (ya sabéis, esa consola “sin juegos” para la que todos los meses sale algo) por parte de Kadokawa Games. Es normal que no os suenen por estos lares ya que el estudio es relativamente reciente, pero sus labores de producción son apabullantes, destacando sus conversiones a PSVita de Kantai Collection, una buena cantidad de los Legend Of Heroes/Sen no Kiseki, DariusBurst CS Chronicle Saviours, ambos Demons Gaze o multitud de títulos japonudos muy poco recomendables para vuestra salud mental como los de LoveLive o Strike Witches. Y lo que nos planta Kadokawa Games es una aventura con parte de novela visual, parte de enigmas al estilo Layton y parte de apretar las clavijas a testigos y mentirosos al estilo Phoenix Wright. Si no nos apetece mucho liarnos a pulsar botones y no tenemos problemas en leer, pocas novedades mejores vais a encontrar a finales de 2016.
¿Y de qué va esto? Pues el punto de partida es bastante simple: encarnamos a un joven treintañero que, después de terminar su carrera y el tradicional periodo de crujimiento que se sufre en la sociedad japonesa al entrar en el mercado laboral, decide que eso de las jornadas de 90 horas semanales no es lo suyo. Se lía la manta a la cabeza y decide montar su propio negocio. Y mientras está embalando sus cosas para la mudanza descubre las cartas que intercambió con Aya Fumino, una amiga por correspondencia de 10 años atrás, cuando acababa el instituto. Nuestro emprendedor protagonista recuerda que nunca llegó a conocer personalmente a la señorita Fumino, por lo que antes de meterse en su nueva carrera decide tomarse una semanilla de vacaciones y viajar a la prefectura de Shimane para saber qué ha sido de su antigua amiga. Y a partir de aquí nos toca a nosotros hacer de detectives para desentrañar los múltiples misterios que se nos van a presentar, tomando como base la nutrida colección de cartas que conserva y lo que nosotros recordamos sobre nuestras respuestas a cada carta.
Y los marines calvos ¿cuándo salen?
Una cosa hay que reconocerle y es que el puñetero juego es bonito. Bonito desde un punto de vista sobrio y estático, claro está. Aquí no tenemos mundos abiertos o iluminaciones dinámicas, sino que se nos muestra el mundo mediante estupendas ilustraciones en 2D. Estupendas porque todo el entorno gráfico, escenarios y personajes de Root Letter han salido de la pluma de Minoboshi Taro, prestigioso diseñador que hizo ganar carradas de dinero a La Maligna (1) con Love Plus (2) para DS para luego mandarlo a pintar máquinas de pachinko. Obviamente se largó con viento fresco y ahora trabajo no le falta, desde dibujar mangas en la Shonen Magazine a diseñar los personajes del RPG de Tri-Ace Exist Archive.
Sin embargo, Root Letter cumple otra función escasamente aprovechada en el medio. Y es que nuestra búsqueda sirve de excusa para mostrarnos un estupendo tour turístico de la provincia de Shimane y la localidad de Matsue. Dicha provincia es conocida como destino romántico tradicional para recién casados merced a una leyenda sobre el irascible dios Susanoo (el dios nipón de las tormentas y la batalla, no ninguna mierda Narutard) que acudió a curar sus heridas tras ser expulsado de los cielos y donde encontraría paz y cordura antes de ir a liarse a palos con Yamata No Orochi, encontrar la espada Kusanagi y dar de comer a los guionistas de SNK durante media década. La verdad es que te vende la localidad maravillosamente bien: desde las bondades de la gastronomía local al abundante folclore y mitología, pasando por los museos locales y la casa-museo de Lafcadio Hearn a quien tanto debemos los occidentales. No sabemos si la Consejería de Turismo de Shimane habrá metido dinero en el juego, pero desde luego entran ganas de darse una vuelta por allí (3).
Dos horas de siesta más tarde
Acabando que son horas: Root Letter, aventura conversacional razonablemente buena, en inglés a palo seco, con cinco finales radicalmente diferentes entre sí, remanso de paz entre shooters y sandboxes, especialmente dirigida a los amantes de lo nipón y aquellos sin miedo a las novelas visuales. Carece de la calidad excelsa de un Steins Gate o un Fate/Stay Night, pero también es cierto que cuenta con la cuarta parte de su presupuesto. Desde luego si la comparamos con otros títulos cercanos en el tiempo como Psycho Pass Mandatory Happiness… el pequeño título de Kadokawa Games lo aplasta sádicamente. No va a vender seis unidades en toda España, pero resulta interesante teorizar sobre qué habría podido pasar en caso de que alguna distribuidora se hubiese arriesgado a abrir mercado y distribuido en occidente el mencionado Love Plus o el último Amagami cuando sí hemos visto cosas bastante inferiores en calidad como GalGun Double Peace.
Puntuación:
Pulsa un botón y lee, gilipollas: 8
Pajillerismo: 6,5
Ñoñería babosa: 3,8
Melenas saliendo de la TV: 9,3.
1. La Maligna: a.k.a Konami Computer Entertaiment. VOLVER
2. Pensamos que su habilidad a la hora de dibujar colegialas en minifalda algo tuvo que ver. VOLVER
3. Pensamos que la abundancia de colegialas en minifalda tiene algo que ver. VOLVER
¿Y no hay sexo?
Una señorita te hace proposiciones de coitaje, pero como buen joven japonés en Visual Novel, sales corriendo para defender tu castidad. Imbéciles todos.
Pues a mí el género me pone todo, y la idea de visitar la provincia virtualmente me parece atractiva, así que cuando me pula lo que tengo pendiente voy a por esto. Las primeras conversacionales que jugué tenían todas hentai, así que se me hace hasta raro que no salgan tetas, pero habrá que adaptarse.