Occidentalización chunga y preadolescencia

No entiendo nada de lo que pone aquí

Tarde o temprano ocurría. Podías ser un lector compulsivo de revistas, o tener muchos amigos con muchos juegos, pero eso no te libraba de que cierto día te las vieras cara a cara con un expositor de títulos completamente desconocidos. Una situación más o menos prototípica era aquella en la que un adulto quería (o tenía que) hacerte un regalo.

– Elige el que más te guste.
– ¡Como si fuera tan fácil! No creas que he venido aquí para llevarme a casa cualquier cosa. ¡Este juego tiene que durarme entre tres meses y un año! ¡No negociaré con hippies!
– Qué asco de niño.

Para los que no vivíamos en una capital, este tipo de escenas se traducía a menudo en tener que elegir entre juegos que no habías visto en ninguna revista y de los que tenías poca o ninguna información. En mi ciudad había todo un mundo entre lo que se publicaba en prensa y lo que se vendía en la vida real. Siempre podías llamar al Centro Mail, pero lo de comprar por correo… a mis padres no les daba confianza, así que tenía que tirar de recursos más cercanos.

En Psygnosis se lo curraban un poco

En la tienda de mi barrio que vendía videojuegos, también podías comprar cañas de pescar, artículos de ferretería, flotadores, calculadoras y prácticamente cualquier cosa. Los juegos estaban en un par de expositores de esos en los que se venden los CDs en las gasolineras: uno para cartuchos de Master System y otro para cartuchos de Mega Drive. Eso era todo. Por supuesto ni siquiera tenías opción de leer la descripción del reverso de las cajas, aunque normalmente tampoco eran demasiado reveladoras. He aquí algunos brillantes ejemplos de aquellos textos, que se servían acompañados de tres o cuatro capturas borrosas:

En el papel de The Incredible Hulk™ tendrás que derrotar a las malvadas fuerzas de The Leader™. Se está organizando un destructivo ejército bioquímico y The Leader™ ha reclutado a tus a más [sic] mortíferos enemigos: Tyrannus™, Absorbing Man™, Abomination™ y Rhino™. ¡Es una empresa por la conquista del mundo! ¡The Leader™ te aguarda!” – The Incredible Hulk™.

Sobre Wonder Boy ha caído una maldición. Ha herido mortalmente a la horrible bestia, pero el aliento de ésta ha convertido a nuestro héroe en hombre-lagarto. El joven luchador tiene que buscar ahora la Cruz de la Salamandra, lo único que puede dovolverle [sic] su forma original… ¿podrá encontrarla?” – Wonder Boy™ III: The Dragon’s Trap.

Desde más allá de las tinieblas el guerrero clama venganza. La Sombra de la Bestia™ anda suelta por el Master System en una aventura extraordinaria. Incesante combate mientras la Bestia lucha contra 100 formas extrañas en 8 regiones hostiles de un Mundo sobrenatural. ¡Tan real que casi puedes sentir los puños!” – Shadow of the Beast™

Parece que era mucho más importante recalcar que todas las marcas estaban registradas, que contar en qué consistía el juego o siquiera cómo se jugaba. Dar una descripción superficial de tres líneas con dudosa ortografía sobre un guión genérico no ayudaba en nada, salvo en hacerte a la idea del poco cuidado que se ponía en edición y publicación. Ahora me pregunto: ¿llevamos toda la vida empeñándonos en que estos juegos molan para no sentirnos un poco panolis?

El Master System

Entonces, ¿a qué te podías aferrar para elegir? La opciones más seguras eran el título y la ilustración de la portada. Para los usuarios de Master System esto era simplemente una pesadilla, porque el arte de las cajas de los juegos brillaba normalmente por su cutrez y su carencia absoluta de gusto. La puñetera cuadrícula en negro sobre blanco te daba la impresión de que estabas comprando un volumen recopilatorio de los cuadernillos Rubio de caligrafía. Horrible. En Mega Drive fue un tema que se cuidó muchísimo más, imagino que porque el negocio se hizo más grande, la competencia más feroz, la industria más refinada y los lanzamientos una inversión mucho mayor.

El arte de las portadas era un terreno en el que había mucho por ganar y por perder. Independientemente de la potencia de la máquina y de la calidad del título, podías invertir algo de dinero para que un artista trabajara en hacer destacar a tu juego sobre el resto. Para millenials: era como la loudness war de la radio, o la guerra de los iconos en las plataformas de juegos para móviles, pero en los 80-90. A día de hoy sigue sorprendiendo que se modificaran tanto las carátulas originales de los lanzamientos en Japón, porque siendo francos, solían estar mucho mejor. Las portadas que se hacían aquí eran casi siempre horribles. Más allá de los habituales casos de censura y de los límites de licencias editoriales: ¿de verdad era tan necesaria esa adaptación en los lanzamientos?, ¿seguro que no iban a funcionar en occidente tal cual con una localización mínima? El proceso de publicación en Europa y EE.UU. suponía un empeoramiento tan evidente en tantas ocasiones, que llama la atención que se apostara tan duramente por esa línea de trabajo. Sé que hoy en día estamos mucho más acostumbrados a consumir material con estética oriental, pero en esa época cualquier país medianamente civilizado ya tenía en parrilla televisiva unas pocas series icónicas de animación japonesa de consumo masivo. Eran casos de éxito de entretenimiento de consumo en una población objetivo bastante similar. El riesgo no era tan grande. De hecho, a día de hoy seguimos recordando aquellas series con más o menos cariño, y seguimos odiando muchas de las asquerosas portadas que nos ponían en los juegos.

Estás experimentando cambios en tu cuerpo

Ya había pasado algún tiempo desde que te habían regalado la consola. No tenías ocho o diez años, habías crecido y estabas en ese período de cambios corporales. Habías cambiado a Isidoro por los Thundercats y hasta creías que entendías Akira. Empezaban a interesarte otras movidas y el azul cielo de la Master System, objetivamente el mejor color de la historia, ya no te parecía igual de bonito y atractivo. Habías visto las capturas de Splatter House 2 en el VHS de la Hobby Consolas y no había vuelta atrás. Necesitabas juegos con más profundidad y con una estética un poquito más oscura y digamos… adulta. O eso creías, desde tu pequeña visión por abrirte paso en el mundo.

En la 8 bits de Sega no había muchas opciones de acceder a este tipo de juegos. Había muy pocos lanzamientos que intentaran ir más allá del típico plataformas, y aún menos juegos que tuvieran portadas que molaran. Pero hay excepciones y de esos títulos no se habla mucho normalmente. En mi preadolescencia hubo un juego que se sale del revisionismo clásico, un buen ejemplo de ese tipo de lanzamientos “más adultos” y que para mi era el rey: Speedball 2 de The Bitmap Brothers.

Azul Master System con un giro de tuerca

Para los que no les suene, The Bitmap Brothers es (¿fue?) un estudio británico de bastante renombre en la época de las máquinas de 8 y 16 bits, con un puñado de títulos cuya influencia llega hasta hoy. La estética de sus juegos se centraba en el espacio, las máquinas, el metal y, en general, todo lo opuesto a un animalito kawaii saltando de plataforma en plataforma. En resumen: sus juegos se centraban en todo lo que molaba. La gran mayoría de sus lanzamientos vieron la luz primero en Amiga, que era una plataforma con muchas más posibilidades y, diría, con un público mucho más exigente. Portaron un buen número de juegos a consolas de Sega, y el mejor, al menos en Master System, fue Speedball 2: Brutal Deluxe.

Shiny metal balls

Speedball 2 es un arcade deportivo situado en el futuro del siglo XX (el presente desde el que escribimos). El juego es una especie de balonmano cafre que tiene lugar en una pista metálica llena de extraños artefactos, donde está permitido todo tipo de agresión entre jugadores. El lore es tan sencillo como innecesario: las buenas gentes del S.XXII descubren un buen día el placer de partirse la cara los unos a los otros tirándose una bola de metal. Montan una liga para convertir esta actividad en un deporte oficial, pero se les va de las manos y el gobierno toma cartas en el asunto, así que se lo montan en plan indie. Al cabo del tiempo, viendo que el deporte conserva un buen número de seguidores, se crea una nueva liga en la que vas a participar tomando las riendas de un nuevo equipo: Brutal Deluxe.

El juego tiene una pinta muy diferente a la gran mayoría de juegos de la consola y representa elementos gráficos de forma única en su catálogo: las caras deformes de los jugadores, una armadura modular, gráficos y estadísticas, una serie de menús que parecieran sacados de un libro de Giger y unos pocos premios en forma de pixel art que hacen justicia al chip gráfico de la máquina.

De pequeño no entendía muy bien esto

La jugabilidad es rápida y no perdona: ritmo frenético, power ups aleatorios en el terreno de juego, formas más y menos elegantes de puntuar, la posibilidad de machacar y eliminar a tus contrincantes, etc. El arte de la portada no está nada mal y se acerca mucho al tipo de material al que me refería anteriormente: una estética cercana a la ilustración de un relato de ciencia ficción o la cubierta de un disco de heavy metal. La música está bastante bien para la plataforma, aunque no alcanza las maravillosas cotas de la versión de Amiga o Mega Drive.

Una de los apartados más importantes del juego es algo que no era muy corriente en Master System: una opción potente para dos jugadores, que es uno de los apartados en el que brilla especialmente. Los controles son realmente sencillos, ya que se utiliza un solo botón para todo, en la tradición arcade del Amiga, por lo que resulta muy fácil desarrollar tus habilidades en el terreno de juego. Cuando tienes la bola, el botón tira la bola. Cuando no la tienes, atacas a tus contrincantes. Es un juego genial para disfrutar rápidamente de partidas competitivas con cualquier amigo. En seguida te puedes familiarizar con la disposición de los jugadores en el campo, por lo que es realmente sencillo plantear combinaciones y jugadas con cierta estrategia.

Ha habido un par de intentos de revivir la franquicia, tanto en PC como en móviles, pero con escasísimo o nulo éxito. Es una pena que ni el mercado mobile ni los remasters le hayan hecho justicia a este viejo clásico. Los multijugadores locales tienen todavía mucho tirón, y diría que dentro de los juegos retro, siguen siendo de los más disfrutables. Hay trenes que pasan y nunca vuelven.

No hay muchas imágenes así en el catálogo

Speedball 2 por otra parte es un juego que ahora nos puede resultar un poco casposo. Su imagen es el reflejo de una época en la que los videojuegos supuestamente eran algo exclusivamente para chicos. De igual forma, es interesante pararnos a pensar cómo las desarrolladoras repararon en la necesidad de hacer juegos que apuntaran un poquito más allá de la infancia. Su público se iba haciendo mayor poco a poco, y ese cambio de necesidades y de gustos tuvo influencia directa en qué tipos de juegos se hacían, tanto en lo visual como en términos de gameplay. Un día nos pararemos a examinar cómo evolucionó el uso de los fondos negros en las 8 bits a medida que pasaba el tiempo.

En Master System podríamos hablar también de Xenon 2 o Alien 3, pero en las reseñas retro parece que sólo interesan los clásicos de las dos o tres franquicias de siempre. ¡Nunca se habla siquiera del mejor Zelda de la historia! Hagamos justicia, parémonos y disfrutemos su fantástico romset.

11 comentarios

  1. Yo antes de convertirme a la fe de yamauchi siempre decía que los mejores zeldas eran soleil y shining wisdom

  2. Es TODO lo mas bonito del mundo. Analisis de Golden Axe Warrior YA. Y por otro lado, la Master System tuvo... Speedball, y Speedball 2. Eso no lo tienen todas. Ademas, el Xenon 2 (THE MEGABLAST) tiene un musicon loquisimo.

  3. Me hallo feliz de ver como esta casa sigue luchando contra el revisionismo Nintendero con gloriosas reseñas de Master System. Se podrían resumir en "lo heavy contra lo kawaii", o mejor aún "lo molón contra lo japohortera"

  4. Aquí huele a derrota y autocompasión seguera.

    • Mmmmmm... es un olor como a madalenas recién hechas!

    • ¡Tu calla, Nintendero! La princesa tampoco está en éste castillo...

  5. La Master System es la consola del joven europeo de los 80. Todo lo demás es revisionismo historico basado en falsas premisas filo-americanas.

  6. Muy evocativa la reseña. Una consola bastante melancólica la Master System. Se puede pedir una reseña de Shadow of the Beast?

    Btw -https://en.m.wikipedia.org/wiki/Rollerball_(1975_film)

  7. Que bonico que le deis cancha a la Master, la consola de 8 bit por antonomasia del territorio patrio, ahora que con las Nes mini parece que todo el mundo tenia una en la era prepuber aquí tan bien descrita.

  8. Abracemos la Master System como la plataforma que nos hizo lo que somos ahora: adultos amargados hablando de jueguicos en un rincón de internet.
    Ningún sistema representa mejor a nuestra generación con esa mezcla de esperanzas y promesas incumplidas.

  9. Ademas llevaba un juego dentro, algo que no ha se ha dignado a hacer ninguna otra consola.
    Bueno ahora ya directamente sacan las consolas sin juegos.

Responde a G97_BoKeRoN Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *