Queridos mongolos:
2020 se suponía era el año que llegaríamos a Marte. En lugar de eso, hemos pasado el año confinados, todo el día en pijamas jugando basura en la consola.
Lo admito: fue muy duro enterarme en febrero de que mi ex-novia Mothrah ha tardado tan poco en encontrar a alguien nuevo e irse con él de crucero por el mundo. Fue especialmente doloroso enterarme que su nuevo novio es un murciélago gigante. Fue sal en la herida saber que se conocieron en Wuhan, una ciudad china. ¡Pero lo peor de todo fue estalquearlos en Facebook y ver que el jodido murciélago no es otro que mi amigo de la infancia Carlos Wong!
Cuando me enteré llamé a Mothrah inmediatamente desde un teléfono prestado.
—¿Hola?
—¡Mothra!
—¿Cubitorah? El juez ha dicho que no puedes llamarme…
—El juez no te conoce como yo.
—Voy a colgar.
—¡Espera! ¡Esto es urgente! ¡Acabo de hablar con tus padres!
—¡¿Qué?! ¿Qué ha pasado? ¿Están bien?
—¡No! ¡Están estupefactos de que tu nuevo novio sea un murciélago!
—…
—¿Qué monstruo que se aprecie es un murciélago? ¡Son mamíferos!
—Patético, Cubitorah.
—¡Y chino! ¿No te acuerdas cómo me timaron con esa NES clónica?
—¡Esto no tiene nada que ver contigo, Cubitorah!
—¡¿No?! ¿¿Entonces qué haces con Carlos Wong? ¿No te acuerdas lo gordo que era en el instituto? ¿Cómo has podido caer tan bajo?
—Para empezar, Carlos ha perdido un montón de peso, ¿OK? Su app ha llegado al #3 en la App Store y… ¿pero qué estoy diciendo? ¡No tengo que justificarme ante ti! ¡Han pasado más de 20 años desde que salíamos en el instituto! ¡Deja de estalquearme en Facebook!
—¡Si no quieres que te estalquee cambia tu password!
—¡Lo he cambiado! ¡Varias veces!
—¡A uno mejor! ¡Con números, combinando mayúsculas y minúsculas y signos de puntuación!
—¡Muérete, Cubitorah!
—¡Motrah! La conexión se cortado, debe de haber algún problema con la línea. ¡Mothrah!
Inicialmente me tomé esta conversación como una muestra de progreso (la última vez que me dijo «muérete» me intentó matar con una onda supersónica) pero pensar que esa noche probablemente se la chupó a Carlos Wong me sumió en una profunda depresión. Me encerré en casa.
Es enternecedor que el resto de vosotros también os encerráseis en casa como muestra de solidaridad, pero es hora de hacer balance del año y continuar con nuestras vidas. Tuve un rollete prometedor con una japonesita verdaderamente depravada, pero resultó ser Kojima. Por lo demás, me he abierto una cuenta en Tinder. Está bien para pasar el rato, pero es difícil establecer una conexión real.
Pero hay que seguir intentándolo. Hay que sacar lo bueno de lo malo porque lo malo es lo único que hay (la cita es mía, no la busquéis en Google). O hay que al menos poder reconocer lo malo para poder esquivarlo, por si algún día estáis en una conferencia de prensa y alguien os tira un zapato. Vuestro regalo de Navidad es por lo tanto las elecciones de mis mongolos a Mediocre of the Year (MOTY), los juegos/momentos más representativos de esta mierda de año que ha sido 2020.
Felices fiestas, y que os den por culo.
Shapez.io
Bola
Como no soy el sistema educativo español me niego a celebrar lo mediocre, así que ignoraré la introducción de este artículo y me limitaré a elegir el mejor juego del año. Si os queréis ahorrar tres párrafos de relleno el juego es Shapez.io.
La clasificación desapasionada de juegos para incels elaborada por esta vuestra página de videojuegos muerta favorita está enmarcada dentro de un contexto histórico y como tal ha de ser juzgada.
Aclarado esto, en la parte del análisis sobre Factorio, se decía que el juego apenas había tenido influencia sobre títulos posteriores y esta afirmación, que en el mencionado contexto histórico era correcta, se ha convertido en incorrecta con la salida de Shapez.io.
Shapez.io es un clon de Factorio más accesible, tanto en lo que respecta a la estética como en lo que respecta a la mecánica. Tras esta frase Factorio podría cantar “bebé, no me compares porque yo nunca compito, Mayweather no se va a trepar al ring con Margarito” pero Factorio no es Anuel AA así que no canta nada. De necesitar el lector una valoración numérica le podría ser otorgada una puntuación 6.93 sobre 10, aunque no lo haremos. ¿Cómo puede un juego con una puntuación (hipotética) de 6.93 sobre 10 ser uno de los mejores juegos del año? Pues principalmente porque el resto de juegos han sido bastante mierdas. Pero también porque esa nota tiene su origen en un fallo matemático, no de concepto ni de diseño. Este fallo matemático hace que las cintas transportadoras tengan una capacidad real del 92,51% de su capacidad nominal. Es un error grave especialmente en el late game pues provoca que toda la planificación y los cálculos realizados hasta el momento se conviertan en trabajo tirado, pero es un error fácilmente subsanable. De hecho es posible que ya esté arreglado pero no lo vamos a comprobar. Además tiene versión web.
Just Dance 2020
Yusepon
En este 2020 de mierda que se acaba, marcado especialmente, y como ya todos sabéis, por la película de Sonic (quizás el único momento AAA del año) me gustaría hablar de mi MOTY: el Just Dance 2020.
La mayoría hemos pasado más tiempo del deseable en casa (sí, sé que para ti ha sido como otro año cualquiera, querido mongolo), y hemos visto demasiados videos de Patry Jordán o Elena Malova intentando mantener el tipín que teníamos antes del confinamiento (probablemente sin éxito, como demuestra la media de 15 kg que hemos engordado en la redacción de Gamerah, 74 de ellos asumidos por el Gordo de Minnesota y ahora también de medio Wisconsin).
Afortunadamente, los chicos de Ubisoft nos han dado (un año más) una razón por la que hacer ejercicio más allá de no tener que ver a un fanegas en pijama cada puto día en el espejo del baño: competir con tu familia para ver quién hace más la risión imitando las coreografías de multitud de canciones de mierda y alguna de Jamiroquai. Además en un tiempo en el que TikTok lo ha inundado todo, llenando las oficinas de los servicios de inteligencia chinos de gente haciendo el subnormal, está bien que los niños sepan que las canciones van más allá de los veinte segundos que dura un estribillo, que sus padres les pueden poner en ridículo también en casa y que CHÚPATE ESA, HIJA, TE HE GANADO EN LA CANCIÓN DE ARIANA GRANDE QUE TANTO TE GUSTA!!! SIUUUUUUUUU
Cyberpunk 2077
El Gordo de Minessota
Azur Lane Crosswave
Kim Kapwham
Este funesto 2020 será recordado sin duda tanto por el dichoso virus como por el prolongado confinamiento al que nos hemos sometido en Ejpaña. Es momento de ser sinceros y reconocer lo evidente: privados de contacto social o responsabilidades laborales el 99% de la población masculina se ha dedicado a jugar a videojuegos, ver la tele y masturbarse en forzosa soledad.
Qué mejor momento que reivindicar el papel que ha tenido en estos meses Azur Lane Crosswave, juego que ejemplifica como pocos lo que han sido estos meses. Largo como un día sin pan, compuesto por multitud de fases cortas bastante sencillitas, mezcla bastante cochambrosa de FPS y Run’n Gun, escaso uso del cerebro y waifus para todos los gustos. De hecho, este apartado merece destacarse pues sorprende por la cantidad y esfuerzo invertido por parte de las gordas y callosas manos de Gust, perpetradores de la franquicia Hiperdimension Neptunia. Para qué te vas a molestar en diseñar fases o unas buenas mecánicas cuando puedes invertir el tiempo en tetas, obviamente. Cualquier varón falócrata aburrido sin duda encontrará algo a su gusto en Azur Lane Crosswave: desde colegialas niponas con orejas de gato a decadentes británicas de la alta nobleza con sombreros horteras o rubicundas germánicas que te pisan el escroto con bota militar. Nada revolucionario, sin discurso intelectual ni valores jugables de postín. Pero sí goza de una sinceridad y honestidad brutales ya que te se limita a dar lo que promete desde el primer momento. Ni más ni menos.
Hotdogs, Horseshoes & Hand Grenades
Bokeron
Vale, solo por el título me lo tenía que haber imaginado. Esta me la comí entera. ¡Pero las reviús de Steam eran excelentes! Tenéis que entender lo entretenido que es disparar en los juegos VR. No, de verdad que es muy entretenido y relajante. Lo que pasa es que cuando todo lo que te dan es unas cuantas galerías de tiro distintas para que hagas el cabra con muchas pistolitas, pues el interés desciende rápido. Yo creo que la culpa es mía también por ser un refinado ciudadano europeo en lugar de un cateto de Texas. Además, las armas ni siquiera se sentían tan bien modeladas, los gráficos son más bien histriónicos y en general no me sentí a gusto durante la hora y media que jugué antes de devolverlo en Steam. Disparar, como dije, es una de las experiencias que más alegran en VR. Sentirte como un paleto desdentado pegando escopetazos a vajilla colgada de un cable entre dos ramas de árboles, pues ya no tanto. Para eso prefiero ser un pueblerino de mi Españita, que al menos, se come mejor.
Y no estaba modelado el CETME-C. Tchs. Bárbaros.
Just Dance es el FIFA familiar: cada año te sacan el mismo juego y cada año lo venden a los mismos.
El resto ni idea, me suena que el Cyberfunk ha sido GOTY o algo así, pero no sé mucho. El de las lolis pegando tiros parece entrañable.
Qué feo sería el mundo sin videojuegos, la verdad. Por mí que siga el confinamiento para poder continuar teletrabajando desde casa y luego fundir la consola (estoy con AOT 2 Final Battle canela fina edition, para cuando review?)
Feliz fin de año, no miréis atrás excepto para recordar a SEGA.