¿Es la película de Super Mario Bros. una obra maestra incomprendida?

PREFACIO AL REMASTER HD

No mucha gente sabe esto, pero en la versión uncut and uncensored del Nuevo Testamento las palabras de saludo del Arcángel Gabriel a la Virgen María son ligeramente distintas a las que nos enseñaron en el colegio (asumo que, como gente decente, fueron a colegio de curas).

– Dios te salve, María…

– ¡Hola!

– Confía en el hongo.

– ¿Perdón?

Este pasaje fue eliminado en el Congreso de Nápoles de 453 con el objetivo de hacer el Nuevo Testamento más accesible al público. Una decisión no del todo incomprensible. Los miembros del equipo de marketing de la Iglesia bastante tenían ya con explicar imposibilidades como el amor al prójimo, cómo es que Jesús nunca tapeó a María Magdalena cuando era bien sabido que esta era una legendary piece of ass y mensajes que, para ser sincero, siempre han sonado sospechosamente comunistas como para también tener que explicar hongos. El pasaje fue borrado.

Esto que les cuento es cierto. Lo leí en internet.

Otra cosa que la gente no sabe es que hay 54 sutras de Buda, no 53, y que el último fue censurado por el Partido Comunista chino tras la anexión de Tibet a mediados del siglo pasado.  La cúpula del partido no tenía la más reputa idea de qué significaba, pero podían intuir que era algo peligroso, tal vez incluso contra-revolucionario. Todos los documentos que mencionaban el sutra fueron quemados. Pero los chinos olvidaban que es posible quemar un papel, matar a un hombre o borrar una partida de la memoria de un cartucho. Pero que una idea, una vez formulada, es inmortal. El sutra 54 decía: confiad en el hongo.

Depende de ustedes si me creen o no. Yo simplemente ofrezco hechos alternativos.

Detengámonos ahora en 1993. ¡Fue un buen año! Salió el Mario Kart. Pero por las noches algo chungo pasaba con mis sueños. Soñase lo que soñase, una voz incorpórea interrumpía mis actividades oníricas, retumbando desde el cielo:

– Confía en el hongo.

Entonces me despertaba asustado y confundido…

Mis mejores amigos, los nintenderos, decían tener sueños similares. ¿Éramos amigos porque éramos nintenderos, o éramos nintenderos porque éramos amigos? Ahora sabemos que el nintenderismo surge de manera espontánea allá donde florezcan la amistad y otros buenos sentimientos [1], pero en 1993 el seguerismo, sustentado por las desagradables fuerzas de la envidia y el resentimiento, amenazaba más que nunca la armonía del universo. ¿Cómo combatirlo sin ensuciarnos las manos? Odio cuando me huelen los dedos, por eso como siempre con tenedor y cuchillo. Las pajitas son otro gran invento. Los segueros ni siquiera usan vasos…

¿Qué seguero de la página es fotografiado aquí bebiendo leche el día de su fiesta de quinceañera? Respuestas en los comentarios.

Estas consideraciones mongolas me torturaban hasta que un día hubo un relámpago en un cielo claro. Todo cobró sentido.

Me refiero, por supuesto, al estreno de la película de Super Mario Bros.

¿Qué puedo decir de la película que no se haya dicho ya? En febrero de 2017 salió una edición blu-ray que venía en una caja especial de acero. ¡Acero! La familia de Conan murió por conocer el secreto del acero. Y este secreto fue puesto al alcance del público general por unos irrisorios 20€. Un secreto que envuelve otro secreto.

Confiad en el hongo.

Por aquellos tiempos, el enemigo seguero había sido derrotado y prácticamente olvidado, reducido a actividad guerrillera en páginas de mala muerte, que resultaba más graciosa que irritante. La Fe tenía entonces otros enemigos y encaraba desafíos que parecían (parecían) formidables. Los nintenderos de esa época los afrontaron con la ayuda de ese gran secreto que nos fue comunicado, de una manera u otra, a través de la historia, siempre en momentos de gran necesidad.

Confiad en el hongo. Recordadlo siempre.

Bueno, eso me contó Atari Baby tras regresar de su viaje al pasado. Yo pasé 2017 cómodamente dormido en el ano de Cubirotah.


[1] Rubirosa Jr., Porfirio. Generación espontánea de sistemas nintenderos estables vía efectos de túnel cariñocuánticos. Physical Review Letters, 108902, 2022

¿Es la película de Super Mario Bros. una obra maestra incomprendida?

Por El Gordo de Minnesota (28-07-05)

Le pasó a Van Gogh, le pasó a Poe y le pasó a Vivaldi. La mayoría de los grandes genios cargan el sino de no ser apreciados en su tiempo. No es nada nuevo, y es algo a lo que estamos resignados. Pero no puedo, no debo, sentarme de brazos cruzados mientras el resto del mundo se mete con uno de los momentos definitivos del arte cinematográfico de los últimos 20 años. Me refiero, como los más agudos entre vosotros habréis podido adivinar tras leer el título de la feature, a la malentendida película de Super Mario Bros.

El otro día estaba hablando con Sam Peckimpah y entre whisky y whisky me dijo,
Gordo, ¿sabes qué película me encanta?
¿Cuál, Sam?
Ese spin-off de Tarzán protagonizado por Chita.
A mí también, Sam, a mí también.
¿Y sabes cuál otra?
¿Cuál, compadre?
La película de Super Mario Bros.
¡Hey! ¡A mí también!
Las grandes mentes piensan parecido, ¿eh?
En efecto.

Tal vez el diálogo del párrafo anterior nunca sucedió. Tal vez lo que de verdad tuvo lugar fue que tras ver The Iron Cross me emborraché y me fui al espejo y con el dedo sobre el labio empecé a gritar “Heil Hitler!” a todo pulmón. Lo cierto es que a la mañana siguiente no tenía resaca y un pensamiento claro como el relámpago resplandecía en mi mente. Y ese pensamiento era que la película de Mario Bros mola un montón. No es ciertamente una opinión popular. Todos los fanboys sin excepción la odian a muerte. Pero partiendo del axioma de que todos los fanboys excepto los que escriben en esta página son mongolos me atreveré a decir que Super Mario Bros: la película es una pequeña obra maestra, lo que implica que un hijo de Cubitorah tiene razón y el resto del mundo está equivocado. No sería la primera vez.

¡Como Caín y Abel en un partido cruel!

Empezando por el casting, la película empieza a marcar las diferencias con otras adaptaciones de videojuegos al cine. Resident Evil, Tomb Raider, Dirty Dancing, Mortal Kombat… si os fijáis las adaptaciones de videojuegos a películas siguen un patrón: todas son malas. En gran parte por el casting. Notaréis que en esa lista hay una muy importante ausencia. Santos macarrones Batman, ¿qué película de córcholis falta? Elemental, querido Robin. La película de Street Fighter. No está ahí porque para empezar mola un montón, fue dirigida por Steven de Souza -uno de los guionistas de Die Hard- y protagonizada por el incomparable Raul Julia (fue de hecho su canto del cisne). Mi ilustre colega Marshall Banana tal vez ha prometido pesar la idea de considerar la posibilidad de que posiblemente le apetezca o no escribir un futuro artículo cantando sus virtudes, y estoy en libertad de revelar que a lo mejor este es solo el primero de una serie de ensayos sobre grandes películas basadas en videojuegos. Probablemente solo haya dos artículos, tal vez tres dependiendo de qué tal salga la película de Doom, o probablemente solo este vea a la luz, y a lo mejor este artículo no existe y simplemente estáis soñando que estáis imaginando que lo estáis leyendo, en cuyo caso su existencia sería más concreta que la de Revolution. ¡Jojo! ¡Por Dios, tenemos la obligación de abrir los ojos del mundo!

Pero estoy divagando. El casting de la película de Mario está encabezado por el insuperable Bob Hoskins. Fue sin duda una elección peculiar. Hoskins fue clásicamente entrenado en una de estas compañías de teatro llenas de gays tipo The Royal Shakespeare Company que gobiernan el Reino Unido. Se curtió en obras de dramaturgos tan dispares como Schiller y Wilde y saltó a la fama con memorables papeles de gangster inglés (muy, muy distinto al gangster italiano) en películas como Mona Lisa y The Long Good Friday. Hoskins es, en corto (esto no debería entenderse como un chiste sobre su altura), un actorazo, y en todo momento está a la altura (esto tampoco) del papel, lo cual es aún más remarcable dado que Mario es probablemente el personaje de ficción más complejo y misterioso del siglo XX. ¿Qué motivo se esconde tras su elección de profesión? ¿Por qué siente la imperiosa necesidad de vestir de rojo y azul? ¿Es nazi? ¿Si no lo es, por qué el bigote? Dicen que Mario y Tom Selleck son la misma persona. ¿Es cierto? Bob Hoskins toma todos estos factores en cuenta, toda esta melancolía y determinación y crea un personaje real que podría existir en la vida misma, si solo en la vida misma hubiese champiñones mágicos. ¿¡Qué!? ¿¡Los hay!? ¿Que le pregunte a Dizzy, que puede hacerme descuento? Pamplinas; cualquiera que conozca a Dizzy sabe que no le hace descuento ni a su madre. Pero volviendo a Hoskins, este además se parece a Mario. Te da la escalofriante sensación de que el mismo espíritu habita ambos cuerpos y estás convencido de que Bob debe ser nintendero. No obstante, tan inspirada elección quedaría en una mera anécdota si Luigi hubiese sido mal escogido.

No lo fue. John Leguizamo se encargó de dar vida al hermano mariposón y no tan awesome de Mario. Es en principio un papel ingrato, pues ¿qué ha hecho nunca Luigi aparte de ser gay? Vestir de verde no cuenta. Leguizamo toma la experiencia adquirida al trabajar con gente como Spike Lee y Tony Scott y crea a partir de nada el personaje sobre el cual cae el peso narrativo de la película. Es Luigi quien se enamora de Peach, y los fanboys pusieron el grito en el cielo. ¡Plás! ¡Plás! ¡Atrás, fanboys! ¡Tengo THE POWER OF BAN y no me da miedo usarlo! La relación entre los hermanos y la princesa es una de la muchas licencias (por eso no salía “Licensed by Nintendo” en los créditos) que los guionistas se tomaron respecto al juego y que en mi opinión y en la opinión de cualquier persona inteligente mejoraron el producto final. Otra es convertir a Toad en un cantautor humano con guitarra y todo. Cierto, no es tan adorable y sospechas que no será tan aerodinámico en la película de Mario Kart, pero al menos al ser un cantautor progre existe una razón para que sea gay. Pero volviendo a la interacción fraternal en la que se basa la película, la relación de igualdad y el supuesto vínculo especial que Mario y Luigi comparten como gemelos y que se explotó conmovedoramente en Yoshi’s Island fue sustituido por una relación padre-hijo en la que Mario toma el papel de figura paterna. Él solo crió a su hermano, él solo ahorró para mandarlo a estudiar a la Universidad del Fontanero. Para Luigi, Mario es la vez padre, madre y hermano. Se lo debe todo, lo respeta y lo ama. Pero ya no es un niño, y resiente que Mario lo siga tratando como tal. Ya no soy un chico, dicen sus ojos, y de sus labios salen frases adultas como “¡No hay nada imposible!”. Así que Luigi intenta dejar su propia huella en la vida, y esta hambre de gloria es lo que le impulsa a hacer las cosas que hace. Porque, en el fondo, lo que más desea en el mundo es que su hermano esté orgulloso de él. Mario lo sabe, pero también sabe que su hermano, a pesar de su heroísmo y su habilidad con la aspiradora, necesita, y siempre necesitará, su ayuda. El vínculo entre hermanos está presente en todo momento, alcanzando por momentos una intensidad que no hace más que añadir a la tensión sexual entre los hermanos que el juego insinúa desde 1985. Es Luigi quien se enamora de Peach, y es por Luigi que Mario se abre camino hasta el Reino Champiñón. Y allí, en Dinohattan, entre dinosaurios y hongos, encuentra por primera vez a Bowser.

Here’s a fact I don’t know whether you know or not. Sicilians were spawned by niggers

Sin Lex Luthor, Superman no sería más que un inmigrante ilegal que usa los calzoncillos por fuera. Todo héroe necesita su némesis, y en Bowser (Rey Koopa si queréis, pero como que ya he escrito Bowser en el resto de la feature y me da pereza cambiarlo) Mario encontró la horma de su zapato. Se necesitaba a alguien sobrenaturalmente cool para interpretar al verdadero rey del Reino Champiñón. Alguien que haga temblar el suelo, intimide a propios y extraños y tenga una alta tolerancia a los champiñones. Así que naturalmente se contrató a Dennis Hopper. Los fanboys, de nuevo, se escandalizaron, e inmediatamente exigieron que un dinosaurio interpretase a Bowser. ¡Plás! ¡Plás! Estamos hablando de Dennis Hopper. ¡Dennis! ¡Hopper! El Easy Rider por excelencia. Aquél que abofetea a Isabella Rossilini. El fotógrafo oficial del Coronel Kurtz. Bowser en la película desciende directamente del Tiranosaurio Rex (el rey de los dinosaurios, dadme un rugido… ¡grrrrrr!), y Hopper aporta al papel una gravedad y una amenaza que el Bowser original simplemente no tenía. Porque seamos sinceros, Bowser será todo lo awesome que queráis pero como supervillano tiene bastante por aprender del Dr. Maligno o nuestro propio webführer Noah. En Mario 64, su mejor papel (de Bowser, no Noah, aunque no niego que sería interesante agarrar a Noah por la cola), era incluso cute y me recordaba a mi perro. [Por cierto Peter, si estás leyendo esto Papá te manda un saludo.] Hopper inmediatamente se hace dueño del papel, dominando la escena como un león enjaulado y creando una muy seria sombra en la mente del espectador. Cuando uno de sus hijos, tal vez Iggy pero por Dios no me acuerdo bien no soy un puto geek, la caga y le pregunta a su hermano, tal vez Spike (de nuevo no estoy seguro, leed la aclaración anterior sobre no ser un puto geek) si su padre los matará por cagarla, éste responde, “No. No es tan amable.” Y te lo crees. No quisieras ser hijo de este Bowser por nada del mundo. Esta capacidad interprativa, amigos, visible en Hoskins, Leguizamo y Hopper es lo que el gran Steven Seagal llama la «majia». Es ese estado Zen sólo alcanzable tras años de meditación o consumir ingentes cantidades de drogas que se aprecia sólo en los grandes actores. Brando lo tenía. Laurence Olivier también. Charles Bronson no. Sabe Dios que adoro a Charlie pero no podía actuar para salvar su vida. Pero estoy divagando; estábamos hablando de cuánto mola Dennis Hopper. ¿Por dónde íbamos exactamente? ¡Ah, sí! Dennis Hopper mola un montón. Es raro ver a un solo actor en gran forma luciendo su majia en cualquier película. Tener a tres compartiendo pantalla hace que Super Mario Bros tenga el mejor elenco interpretativo de los últimos veinte años, y si la película se redujese a Hoskins, Leguizamo y Hopper encerrados en una habitación tirándose pedos seguiría siendo una obra maestra y el mejor largometraje de los traicioneros noventa. Pero hay más. Oh, mucho más.

El Reino Champiñón es, según el juego, un mundo paralelo al cual se accede a través de una tubería. En la película sin embargo se accede a través del sistema de alcanterillado público. No sólo porque acceder a un mundo distinto a través de una mera tubería sería absurdo mientras que entrar por una alcantarilla tiene sentido, eso es obvio, sino también porque las alcantarillas sirven como metáfora del laberinto interior del hombre. En la antigua Grecia los intestinos humanos se usaban tanto para generar caca como para leer el futuro. Dados los quiebres y recovecos y largos caminos que ofrecen, los intestinos sirven como la analogía perfecta del oscuro bosque que es el subconsciente de un hombre. ¿Y qué estructura construída por el hombre tiene, al igual que los intestinos, numerosos recovecos, curvas y cocodrilos? Las alcantarillas. ¿Qué complejo sirve como intestino a esa extrapolación del ser humano que es la ciudad? Las alcantarillas. ¿Y quién mejor que un fontanero para aventurarse en la alcantarilla de la mente humana? Nadie, he ahí quién. Al entrar en las alcantarillas por amor a su hermano, Mario se atreve a enfrentarse a los miedos primordiales del ser humano. Estos miedos habitan un mundo prácticamente igual al nuestro, aunque con ligeras diferencias. Nadie podría explicarlo mejor que los dos protagonistas.
Mario: No podemos estar en Manhattan.
Luigi: No lo sé, hace dos semanas que no estoy por Manhattan.
Mario: Deben haber sido un mal par de semanas.
En el juego el Reino Champiñón es un sitio que parece tan distinto como divertido. Praderas verdes son colidantes con pirámides y reinos de nubes. Lo cual es muy bonito, pero no ayuda a la hora de transmitir tensión y amenaza. Si la película hubiese seguido ese camino, ninguna pretensión de atmósfera hubiera podido mantenerse. O tal vez no hubo suficiente presupuesto. Pero hay una razón más importante y profunda que la película es demasiado sutil para restregarnos por la cara. Tal y como dijo J.G. Ballard en su introducción a Naked Lunch de William Burroughs, Escenas bizarras y de pesadilla cruzan nuestros ojos, como vistazos de alguna exótica y decadente ciudad. Sólo después nos damos cuenta de que esta ciudad es la misma que todos habitamos en nuestras vidas conscientes.

En Dinohattan (¿lo pilláis? como Manhattan) la acción avanza a ritmo trepidante hacia una violenta conclusión. Los hermanos Mario se encuentran en un mundo ajeno y hostil en el cual ellos son los intrusos. La película tal vez pierde el tono imperialista del juego, pero mantiene, y expande, el comentario social. Un poster de la policía avisa que hay dos aliens peligrosos sueltos.
Luigi: ¿Aliens? ¿Tenemos que encargarnos de aliens también?
Mario: Luigi, nosotros somos los aliens.
En un guiño que los fanboys simplemente no se merecen, Bowser, el usurpador, transforma al verdadero dirigente del Reino Champiñón en un hongo. El hongo, como los midicholirianos, las cucarachas o el Espíritu Santo, lo pervade todo y es una fuerza de bien en un mundo que se ha vuelto loco. Tan ezquizofrénico es el mundo de la película, tan fiel un reflejo de nuestro propio mundo, que la frase más lógica de toda la cinta es confía en el hongo.

Es una prueba del poder del guión que confía en el hongo rivaliza con otras célebres citas del cine reciente por el título de frase más aplicable a la vida real. ¡Por el poder de Greyskool! ¡Yo soy Mundra, el Inmortal! ¡Pikachu, te elijo a ti! Todos son eslóganes dignos, pero ninguno puede competir con lo que le dice Luigi a Mario en su hora más oscura.

Confiad en el hongo. Recordadlo siempre.

El discreto encanto de la fontanería

Tras 90 minutos de aventura sin igual, plataformeo sin par y princesas sin sujetador la película llega a su fin. Todo acaba como debe acabar. Final feliz para todos menos la perdiz, y la promesa de nuevas aventuras. Quién sabe, a lo mejor la secuela será en realidad otra película y Nintendo le meterá los personajes del mundo mario en postproducción. Tal vez, con un poco de suerte, bob omb tendrá un papel más extenso que el atómico cameo del que dispuso en esta ocasión. Bob omb, descendiente directo de Trinity. Y sin embargo… detesto reconocerlo, pero el fanboy en mi interior se sintió timado por la ausencia de traje de mapache. ¿Y qué carajo son esas botas con las que saltan?

Igual que La Giaconda, cuadro tan perfecto que el propio Leonardo sintió la necesidad de mancillarlo dibujando un pene erecto en la esquina inferior derecha del lienzo, Super Mario Bros: The Movie es una obra maestra menor. No deja en el espectador una sensación de paz interior ni hace del mundo un lugar más feliz. Tras verla, notarás no muy sorprendido que las mujeres todavía conducen. No es inmejorable, como El Planeta de los Simios, King Kong o esa película de Clint Eastwood en la que sale un orangután, y sin duda tiene pequeños fallos que podrían haberse evitado de haber tenido más cuidado durante el periodo de preproducción. Para empezar le faltan monos, y que yo recuerde no hay una sola teta en todo el metraje. Pero lo que hace lo hace a la perfección, y lo que hace es esto: ofrece aventura, comedia y plataformas de la mano de tres de los mejores actores de sus respectivas generaciones. Toma un material base francamente pobre (por no decir inexistente) en el plano narrativo y devuelve una película digna de unirse a El Padrino, Solaris (1973) y El Sueño Eterno en el club de películas que superan o igualan el material en el que se basan.

Diciéndolo matemáticamente, la película>>>>>>>>>>>>>el juego.

¿Qué es eso? Escucho un clamor a lo lejos. Escucho las rejas de nuestra mansión en el Chile Nazi temblar. “Gordo cabr… muer… blasfe… hijop…” Deben de ser mis fans, esperando su dosis de dulces, dulces lípidos del amor. Calma, chicas, calma. Tengo para todas.

Me lavo con un trapo atado a un palo.

13 comentarios

  1. ¡WAR!

    jurjur....

  2. Gracias por rescatar este articulo de la vieja gamerah, todavia tengo ganas de ver ese spin-off de tarzan.

    La respuesta es: jan !?

  3. Recojo el guante.

  4. No vayamos tan rápido. Segueros hay muchos en la página. A ver, que lleve cornamenta... Jan.

  5. A pesar de ser seguero la película me encantó, no se si ahora tendría el mismo efecto

  6. La pelicula es atemporal, el mismo sentido tendra en el año 3000!!

  7. La película es la máxima expresión del revisionismo Nintendero:

    Una puta mierda asquerosa, que si vendió algo fue gracias al marketing, y que ahora nos quieren colar como algo de culto.

    Como cualquier Mario, vaya.

    • Esa peli hundió momentáneamente la finanzas de Nintendo y evitó que siguieran la senda del Séptimo Arte como planeaban. Mis dieces. Peli de culto, pues.

  8. "Como te llamas?"

    Mario

    "Y de apellido?"

    Mario

    "Mario Mario?"

    Si

    "Y tu?"

    Luigi

    "Luigi Luigi? "

    No, Luigi Mario

  9. Esta fue (y es) una de los mejores reseñas de toda la maldita Internet!
    Recuerdo que cuando la primera Gamerah dejó de existir fui a buscar la reseña a la WayBack Machine y me la descargué. Todavía la conservo.
    Saludos desde Argentina!

  10. Recuerdo unos amigos Nintenderos en mi juventud (si, me trataba con mala gente) que fueron de domingo a verla... Aún recuerdo el oprobio reflejado en sus caras. En Japón más de alguno debió de tomar el camino que marcaron los 47 samuráis

Responde a Jan Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *