Sufriendo el Balan Wonderworld

Jiji jaja, compra el Balan, seguro que nos reiremos

Si el Balan de Switch baja a 1000 yenes igual lo compro.

Yo y mi maldita bocaza.

No es que no supiese lo que me iba a encontrar, porque había jugado a la famosa demo que (spoiler) retiraron al cabo de unos meses porque daba una imagen horrible del juego. Al arrancarla todo prometía: la música, la ambientación, una intro CG creada con mucho amor y buen gusto (y presupuesto) que nos hacía imaginar algo similar en calidad al último Ratcher & Clank.

Una película de esto, por favor

Y de repente, ¡BAM!

Bienvenidos al verdadero Balan Wonderworld.

Probablemente la peor primera impresión que jamás ha dado un juego

Un mundo vacío y plano. Gráficos y animaciones que no desencajarían hace 20 años pero en feo, con ralentizaciones (en Switch) y un control muy mediocre. Nos reímos todos y nos olvidamos.

Bueno, no todos. Algunos conservaron (¿conservamos?) las esperanzas de que en la versión final mejoraría. Spoiler otra vez: no mejoró.

Salió el juego, con el movimiento del personaje levemente parcheado y poco más. ¡A precio completo! Multitud de reseñas lo machacaron, las vimos y leímos con un morbo parecido al de ver un accidente, nos reímos todos y nos olvidamos.

Fue entonces cuando se fijó mi destino. «Igual si baja a 1000 yenes (10 euros) lo compro para reseñarlo en la Gamerah«, por las risas, ya sabéis.

Y aquí estamos. Unos días antes de que Yuji Naka anunciara su decisión de denunciar a Square Enix y Arzest por echarle del proyecto seis meses antes de acabarlo, yo ya estaba jugando al Balan. 

Y lo primero que puedo decir es: ni se os ocurra, bajo ningún concepto, comprar la versión de Switch. El juego no se cuelga, pero tiene ralentizaciones. Perdón, me corrijo. Todo el juego es una ralentización continua. Hay pantallas que se pueden más o menos aguantar (la 1, la 3) y hay pantallas en las que es insoportable. Girar la cámara empeora las cosas. ¡Se ralentiza hasta en el menú de trajes! Cuando tiene que cargar enemigos, el juego se detiene completamente durante medio segundo, y cuando vuelve a arrancar el personaje se ha teletransportado a otra posición. Acabo las sesiones de juego con mareos y dolor de cabeza. No es ninguna broma, el juego me provoca malestar físico.

Como debo mi lealtad a Cubitorah y a la Gamerah, me forcé a seguir adelante. Pero he fallado. Tras terminar la pantalla 9, y a falta de 15 estatuillas de desbloquear las tres últimas (10, 11 y 12), abandoné. No quería, pero estaba al límite de mis fuerzas. Me disculpé ante Cubitorah y en su magnanimidad, solo ha quemado mi casa y todas mis posesiones como castigo. ¡Gracias, amado líder! 

Así que como decía, aquí estamos, bajo un puente, escribiendo esta reseña en papel higiénico usado mientras escucho llover, intentando recordar cómo era el juego que arruinó mi vida y la de Yuji Naka. 

Es… mediocre.

Olvidándome de las ralentizaciones, lo que queda es un juego que no es tan terrible como lo pintan, pero que tampoco es ni mucho menos bueno. El juego es muy Sega, pero no la Sega buena, sino la de los experimentos. Tiene destellos aquí y allá, conceptos interesantes mezclados con cosas absurdas y raras. Si Balan Wonderworld hubiera sido de un desarrollador indie, sin grandes nombres detrás y a 15 euros, habría pasado sin pena ni gloria. Ni bien, ni mal, un intento loable, fallido, pero que no estaría mal que existiese y que incluso podría haber encontrado cierto público.

Pero siendo de Square Enix, firmado por los creadores de Sonic y a precio completo (¡como si fuera un triple A!), no hay quien se lo perdone. Y por eso la polémica.

Pero hablando del juego en sí: es muy parecido a un Kirby o un Mario Odissey. El personaje cambia de trajes para obtener habilidades, normalmente una activa (al pulsar un botón), y a veces una pasiva que se activa automáticamente, ya sea aleatoriamente o cuando te detienes. Hay 80 trajes, de los cuales muchos son versiones de la misma habilidad con mínimas variaciones, y se pueden acumular, aunque morir con un traje puesto supone perderlo. 

Los trajes tienen un problema parecido al de las armas del Zelda Aliento Campestre. No quieres usar los mejores trajes por no perderlos, y es que perder todos los trajes acumulados (que suelen ser dos o tres) supone tener que repetir pantallas para conseguirlos de nuevo. ¿Era realmente necesaria esa penalización?

Lo mejor del sistema es que cada pantalla tiene zonas que no puedes alcanzar, y cuando consigues el traje concreto que te permite llegar, estás deseando volver para ver qué hay (aunque no suele ser mucho). Es un poco metroidvania en ese sentido. A veces la recompensa es una estatuilla, importante porque son necesarias para desbloquear pantallas, otras veces es un gorro de Balan que te permite entrar en una (irritante) pantalla de bonus, pero la mayoría de las veces son joyas (¿lágrimas?) que sirven para alimentar a los pajarillos (Tims) que estás criando en el hub para crear un reloj gigante (???) que según entiendo, no sirve para nada (salvo para un trofeo (que en Switch no hay)).

Llegar a sitios difíciles a los que antes no llegabas es satisfactorio, pero suelen ser maniobras complicadas, casi nunca está claro si el traje que llevas será suficiente y además el control del juego deja mucho que desear, causando muertes y pérdidas de los mejores trajes. E irritación.

Lo peor es cuando llega el momento en el que el juego te pide un cierto número de estatuillas para desbloquear las siguientes pantallas, y entonces tienes que ir y buscar esos sitios a los que no llegabas quieras o no. Esta no es una crítica para el Balan en sí, sino para todos los juegos que siguen el sistema de monedas-estrellas-lunas de los Marios o lo que sea que tiene el Kirby, nintenderada insoportable que espero que desaparezca pronto.

Como se me va acabando el papel higiénico, voy a hacer una lista de cosas buenas y malas del juego.

Primero las menos malas: 

  • El juego empieza muy mal pero mejora a medida que avanzas. Consigues más habilidades, las pantallas posteriores son más interesantes que las primeras y el hub se pone cada vez más bonito.
  • Se guía bien al jugador. Cuando te dan un traje nuevo, normalmente te lo ponen en una zona bien preparada para poder usarlo, a modo de tutorial. Hay trajes que tienen su gracia, y hay bastante variedad. 
  • Las pantallas no están mal estructuradas, son imaginativas y animan a la exploración y a probar cosas. Se puede llegar a todas partes con el traje adecuado, aunque no siempre haya algo.
  • Hay zonas con efectos y detalles visuales y sonoros muy chulos. En la tercera, por ejemplo, cambia toda la ambientación al tocar ciertos interruptores. Los mundos curvados, pese a ser mareantes, le dan bastante personalidad. 
  • La música es maravillosa, y el nivel no decae durante todo el juego.
  • Los videos son de mucha calidad.
  • Los jefes son imaginativos. Solo requieren de tres golpes, pero para conseguir la máxima puntuación tienes que pensar cómo dar esos tres golpes de tres maneras diferentes.

Y cosas malas, que son muchas: 

  • Sobran trajes. Y es que tiene ochenta, nada menos. Algunos son ridículos (los de subirse a escenarios), muchos son variedades de exactamente lo mismo, y acordarse de todos los que tienes y su función se empieza a hacer muy cuesta arriba a partir de la mitad del juego. Y otro problema es que muchos de los trajes solo tienen uso dentro de la pantalla donde te los dan. Alrededor de treinta habría sido perfecto, pero supongo que no suena tan bien como OCHENTA para la gente de marketing. (No sería raro que CIEN fuese su intención original.)
  • Gestionar los trajes es pesado. Si no vale el traje que habías elegido para intentar llegar a cierta zona y quieres cambiarlo, estás obligado a volver a un punto de control, esperar un buen rato a que se abra el vestuario, reordenar tu set de trajes, salir, volver al sitio en el que estabas y volverlo a intentar otra vez. Y no se te ocurra caerte, o perderás ese traje, y vuelta a empezar (siempre que te queden trajes en el vestuario, claro).
  • La cabezonería de usar solo un botón para los trajes o los menús, cuando en realidad no es coherente con lo que te pide el juego: aparte de tener que mover la cámara con el stick derecho y el botón de pausa, estás obligado a usar los botones de los hombros para cambiar de trajes durante el juego y también dentro el menú (que por cierto, tiene una UI muy poco intuitiva con la que me he equivocado innumerables veces). 
  • Que los trajes solo tengan una habilidad activa (por haber solo un botón) quiere decir que puedes disparar o saltar, pero no las dos cosas. Si después de disparar quieres saltar, tienes que cambiar de traje, y la animación de cambio de traje se hace eterna.
  • Los diseños 2D de Oshima son muy buenos, y funcionan bien en los videos. Pero dentro del juego todo es feísimo. Los modelos (esas manos), las animaciones, los bailes, los personajes gigantes, los escenarios, las texturas, las luces. Todo.
  • ¿Por qué me cuentan la historia justo antes del jefe? Así es imposible sentir ningún tipo de apego ni interés durante las pantallas en sí. Acaban siendo “pantalla de agua”, “pantalla de nieve”, “pantalla del circo” en vez de ser proyecciones de la mente de tal o cual personaje. 
  • Relacionado, se adivina cierta historia y cierto worldbuilding que podría estar bien si se explicase durante el juego y no en un libro aparte a 10 dólares (link no patrocinado, en Gamerah no queremos dinero).
  • Los enemigos reaparecen constantemente y acaba siendo muy molesto, porque además las batallas no son especialmente divertidas. 
  • El modo de dos jugadores no funciona bien. Ir por separado supone perderse de vista inmediatamente, así que la opción está en “unir magnéticamente” (es automático) a los dos jugadores haciendo que uno de ellos controle el movimiento, y el otro solo pulse un botón cuando sea necesario el uso de su habilidad. Con mucha, mucha paciencia por parte del segundo jugador podría tener algo de sentido, pero vamos, que no.
  • Creo que hay más cosas pero se me ha acabado el papel.

Para terminar.

Me consta que por mi situación no he podido encontrar muchos trajes, y me consta también que hay al menos un traje secreto que debe ser bastante divertido (pulsa aquí si no te importan los spoilers… que seguramente no te importarán). Pero la verdad, no creo que mi opinión fuese a cambiar demasiado por sufrir tres pantallas más.

El juego no da una tremendísma mala impresión. Es… decente. No es terrible. Podría ser mucho peor. Si te gustan este tipo de juegos (a mí no me gustan), puede dar el pego a falta de nada mejor, siempre que (y esto es muy importante) no sea la versión de Switch, que es para denunciarles por daños y perjuicios. Yuji Naka me cae fatal, pero ojalá gane el pleito.

*¡Atchus!*

Hablo sobre arcades modernos y evolución jugable.

3 comentarios

  1. Oleee gran reseña! Huele a gamerah 2000 :)

  2. No parece haber gameflus por aquí, descartado de mi lista de juegos pendientes.

    Yuji Naka, si lees esto métesela bien hondo a Square, que encima están vendiendo IP's para invertir en NFTs.

    Viva SEGA.

Responde a Tetsuo Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *