Wonder Boy: The Dragon's Trap

El 14 de mayo de 2017 Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron, seguramente Manu para los amigos del club de campo, tomó posesión como presidente de la República francesa y copríncipe de Andorra. En su camino hacia la presidencia se enfrentó a una pujante extrema-derecha, en plena reconversión hacia el partido nacional-populista que devendría fuerza dominante en los siguientes lustros, y a la cansada izquierda que no supo gestionar las diversas crisis a las que se enfrentó su gobierno. Sí, los mismos que luego propiciaron la aparición de la comuna anarco-demo-social de Beaulieu-sur-Mer a la que tantos avances en el campo de la trashumancia debemos.

De todas formas, en los libros de texto de 2117 estos hechos apenas representan un pie de página con faltas de ortografía. El auténtico evento francés que cambió la historia en 2017 fue otro. Durante años los jugadores europeos habían sido sometidos a un constante bombardeo de insípidas anécdotas y falsas memorias que muchos ignorantes o perezosos “periodistas” del videojuego copiaban de páginas estadounidenses. En un territorio donde Amstrad, Spectrum, Commodore, MSX y Master System habían enseñado a jugar a millones de jóvenes, los medios de comunicación, financiados por empresas interesadas, ignoraban sistemáticamente esta historia para dar pábulo a las ideas venidas del otro lado del Atlántico. Las cosas se exaltaron definitivamente el día que un junta-letras se refirió a la MegaDrive como Genesis y tuvo lugar la triste noche de los ojales rotos (1).

Este ambiente explosivo tan solo esperaba la aparición de un catalizador.

Primera bandera del PSCA. Produjo cierta división de opiniones y fue sustituida por un mantel de picnic

El 18 de abril, al alba y con tiempo duro de levante, fue lanzado Wonder Boy: The Dragon’s Trap sobre los desprevenidos poseedores de consolas domésticas. Esta era la señal esperada por diversos grupúsculos de segueros resentidos (2) para alzarse en armas y llenar las redes sociales de críticas al revisionismo que habían sufrido los videojuegos. Lo que empezó como una sarta de RT’s y Likes pronto devino en movimiento social y, transcurridos pocos meses, partido político. En sus primeras elecciones, el Partido Seguero de los Cielos Azules (PSCA) obtuvo resultados por encima del 60% en varios países europeos. Este fue el germen de la conocida como “Europa Azul” pero no he venido a hablar de historia, si no de la obra que lo inició todo. A continuación podéis leer el comentario que hizo Gamerah, vuestra web amiga, en 2017 sobre tan magna obra.

Primero y principal, Wonder Boy: The Dragon’s Trap es un remake de Wonder Boy III: The Dragon’s Trap (alias Monster World II: Dragon no Wana, alias Wonder Boy: The Dragon’s Trap, alias Adventure Island, alias Dragon’s Curse, alias Turma da Mônica em o Resgate) que es la segunda parte de Monster World, o la cuarta de Wonder Boy, o la tercera canon o yo que se. Lo importante aquí no es que la saga tenga una ensalada de nombres y líos digna de una endogámica monarquía europea, lo importante es que estamos ante el mejor juego de Master System ¿Ha resistido el paso del tiempo? Spoiler: sí.

Ya os oigo rechinar los dientes ¿Cómo va resistir un juego de 1989 QUE NO ES DE NINTENDO el paso del tiempo? Seguro que es una mierda arcaica superadísima. Pues así es. Todo lo que hizo este juego en 1989 ya lo han copiado decenas de juegos después. Wonder Boy comienza donde acaba su predecesor, con una épica lucha en un castillo en ruinas contra el enemigo definitivo ¿Os suena eso de empezar con el final del juego anterior? Entonces el protagonista es maldito y debe ir recorriendo el mapeado para derrotar a otros enemigos que le permitan transformarse en diferentes seres con capacidades únicas ¿Esto lo hemos visto en alguna parte? Y con esas capacidades puede explorar nuevas zonas y descubrir diversos secretos. Novedoso ¿verdad? Pero vamos a dejar esto. No quiero convertir este texto en una descarga de bilis contra un mundo que olvida lo que no le conviene. Porque si algo representa este remake es el amor.

Normalmente cuando uno piensa en remake le vienen a la cabeza horribles flashbacks sobre emuladores de chichinabo, pantallas estiradas, equipos de segunda que hacen sus primeros pinitos… Olvidaos. Ha tenido que venir un seguero, el mayor coleccionista de Master system del mundo, un ser de luz pura, a demostrar que si hay amor las cosas se pueden hacer bien.

Omar Cornut (risas del sector catalano-parlante) ha cogido el cartucho original, se lo ha dumpeado y lo ha rehecho de cero para adaptarlo a las modernidades esas del 16:9, los 60 FPS y el sonido estéreo. El tío se ha ido a preguntarle al diseñador original si había más secretos en el código que él no conociera. Se ha capturado los movimientos para reproducir las físicas de la manera más fiel al original. Ha hecho un trabajo de chinos para reconvertir el diseño de 1989 a 2017 y, sin apenas tocar nada, que la cosa no cante a naftalina y brandy Soberano.

Cuando hablo de no tocar nada me refiero a diseño. El protagonista se sigue moviendo igual. Los castillos, bosques y mazmorras siguen teniendo los mismos mapeados. Los enemigos están en el mismo sitio que hace treinta años. La espada de Mouse-man sigue siendo ridículamente corta. Coño, que hasta funcionan los passwords. Salvo el detalle de las “charm stones” (que, hemos de reconocerlo, tan solo servían para alargar artificialmente el juego) apenas unas pantallas ocultas diferencian al remake del original, en cuanto a diseño.

Otra cosa es el arte. ¡Ay, el arte! Después de varios juegos con modo moderno y modo retro en los que solo ponías el moderno porque no veías las letras, llega Ben Fiquet (moderadas risas del sector catalano-parlante) y se monta una pequeña serie de dibujos animados interactiva. La primera vez que ves el mundo y los personajes miras en los bordes de la pantalla a ver si ves la mosca de la cadena que se te ha colado en el canal de la consola. Después de años de “pixel-art” el oasis visual de animación tradicional que despliega Wonder Boy es música para los ojos (¿o serían colores para los ojos? ¿películas para los ojos?, no se, es una frase un poco rara esta) Joder, el juego es BONITO. Los personajes tienen carisma. A los fans de Megaman les hacen esto con el Mighty Nº9 y aún estaríamos sacando el semen que habría estucado las paredes de sus habitaciones.

La música suena bien. Yo no entiendo de esto y no os voy a hablar de armonías, arreglos y calidad de la partitura. Me limitaré a deciros que las versiones suenan cojonudas. Los instrumentos elegidos le dan un tono épico a las melodías que no alcanzaba el juego original. Si en Master eran reconocibles, estas son memorables. En resumen: me las he puesto de tono en el móvil.

Llegados a este punto vamos a ser claros. Wonder Boy: The Dragon’s Trap es la vara con la que hay que medir todos los remakes que se hagan a partir de ahora. Pocas veces se consigue mover 30 años un juego manteniéndolo intacto y tan apetecible como el primer día sin alterar nada de su esencia. El juego es tanto una oda a la calidad del diseño original como al cariño que se puede tener por una obra. Tanto amor transmite que incluso han metido un modo en el que cambian el personaje principal por una chica, cambian el título del juego, Y NADIE SE HA QUEJADO. HOY EN DÍA. Que la gente se queja porque le digas buenos días. Así de perfecto es.

Jugadlo y abrazad el amor, so nintenderos.

Revisionismo ilustrado: 9
Azul cielo seguero: #02adff
Afrancesamiento: 1789
nes sucks = 1

Como se descubriría más tarde, esta última frase era la señal esperada. 24 horas después de la publicación de aquel texto Twitter había caído. Pasadas 48 horas, Facebook cambiaba su azul corporativo por «azul cielo seguero». El resto, como se suele decir, es historia.


1. Durante esta trágica jornada miles de segueros se pusieron a tuitear sobre el tema hasta que el twit de respuesta “¿Podéis dejar de dar por culo?” enviado por @playstera04 fue retwiteado 8.9K veces y los segueros se dedicaron a colgar fotos de sus anos. Muy triste todo. VOLVER

2. Todos los amigueros, cepeceros, msxeros y otros eros se unieron bajo la bandera de SEGA ya que consideraban que si había que fracasar había que hacerlo con los mejores. VOLVER

Secundario gracioso.

6 comentarios

  1. El juego es puro amor, doy fe.

    Y la jugabilidad, aunque con algunas cositas desfasadas, aguanta como una campenona

  2. A mi me encantó y quise afiliarme al PSCA. Yo, que nunca había tenido una consola de SEGA y llevaba a mi vieja SNES grabada a fuego, deep in the heart.

    Desafortunadamente me tumbaron en el psicotécnico :(

  3. Pues yo tuve la Master System y no sé dónde andaban todas estas joyas cuando yo jugaba.

    • yo tuve una NES y jugaba al capitan planeta, smash TV y al spiderman snider six.
      Suerte que de rebote cayeron Mario bros 1 y 3, Ufouria, Joe and Mac, World cup, Panic restaurant, Ninja Gaiden y poco mas...
      Por cierto no he escuchado nunca hablar de Ufouria y es un puto juegazo.

    • Pues Uforia tiene un 60 y pico en la Hobby consolas de turno :P

  4. Alcalde, lo que pasa es que fuiste otra víctima más de la campaña de desinformación de las revistas de la época.

    Al menos no caíste en el nintenderismo.

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