1000 Deaths

1000 Muertes

Los motivos por los que un plataformas en tres dimensiones(*) acaban cayendo en gracia entre público y crítica me resultan particularmente oscuros. No hablo de distinguir si un juego está bien o mal, porque eso está ya más o menos definido, pero sí la diferencia entre que ese juego venda 10.000 copias o 10 millones. 

Podemos decir cosas como «es que tiene un protagonista reconocible», como puede ser el caso de Mario, Burro Kong (Donkey Kong) o Sónico (Sonic), o en la actualidad Trabajador Astral (Astro Bot), pero Trabajador Astral, por ejemplo, ha sido no reconocible hasta que ha sido reconocible, y nadie se preocupa por entender qué pasa con los juegos de plataformas de Bob Esponja (SpongeBob), a pesar de que THQ Nordic insiste cada poco tiempo en que deberíamos hacerles caso.

Podemos decir «que tenga premios» o «que a la gente le guste», pero ahí está Psiconautas (Psychonauts) para demostrarnos que aunque tenga buenos números y sea brillante (nota mental, algún día hacer una reseña de Psiconautas – N. del E.: ya la hay) a casi nadie se le ocurre mentarlo cuando pensamos en un buen plataformas 3D. Podemos pensar en la publicidad, y ahí está Burro Kong Platananza (Donkey Kong Bananza) para demostrarlo, ya que no se podía dar dos pasos por España sin encontrarte al menos un anuncio de Platananza en los días previos y posteriores a su lanzamiento; pero estamos buscando cosas más sutiles (nota mental, hacer un análisis de Burro Kong Platananza algún día). Podemos pensar en que tiene que estar hecho por alguien con pedigree o tener el apoyo influyente de Gamerah o Cubitorah, pero los números de El mundo maravilloso de Balan (Balan Wonderworld) contradicen estas teorías. Como he dicho antes, podemos pensar en la calidad o la diversión, pero ahí está el antiguo La Leyenda de Kay (Legend of Kay) o el más reciente Bakeru (Bakeru), juegos muy buenos y divertidos que no parecen importar en general al respetable.

En medio de todo este lío, aparece una demo en el Next Fest de Steam de un juego llamado 1000 Muertes (1000 Deaths). Con ese nombre uno puede pensar en que es una especie de simulador de Nota de la Muerte (Death Note) o un juego en el que mueras mucho como Habitación Disco (Disc Room). Cuál es mi sorpresa al descubrir (probando la demo) que es un plataformas en tres dimensiones que me recuerda, así de lejos, a dos títulos. El primero es el anteriormente mentado Psiconautas, posiblemente el mejor plataformas en tres dimensiones de toda la historia (el 2 mejor que el 1, pero los dos estupendos). El segundo, mucho menos conocido, es la Cena rarísima de Tamarindo (Tamarindo’s Freaking Dinner), una videoaventura en primera persona que es una de las experiencias más alucinantes que me he echado a la cara en mucho tiempo, por no decir nunca. También tiene un poco de Nacido del Éter (Etherborn) y La Galaxia de Super Mario (Super Mario Galaxy), pero eso se entenderá mejor cuando hablemos de cómo se juega.

Así es como se ve la parte más de «aventura», una especie de la Cena rarísima de Tamarindo.

Así que decido jugar ya a la versión final, y su sistema de juego es tal y como os cuento.

En 1000 Muertes empezamos manejando a un personaje llamado Vayu, que cuando alcanza determinada edad echa la vista atrás y decide que podría haber hecho otras cosas con su vida. Para ello recordaremos cómo decidió hacer lo que hizo, y esto nos lleva a… un juego de plataformas en tres dimensiones en el que manejamos una televisión con patas que usa la gravedad de manera curiosa (como Nacido del Éter o el otro ejemplo que he puesto, esto es, podemos andar por las paredes si hay una curva antes que lo permita). 

Como veis, la parte de plataformas es parecida a Nacido del Éter.

Una vez terminado el tutorial nos encontramos con tres historias que podemos realizar en orden, y que aunque están relacionadas se juegan con diferentes personajes, algo que no destriparé para que os llevéis la sorpresa al jugar. Dichos personajes (el primero es el anteriormente mentado Vayu) tendrán que tomar decisiones que cambiarán el rumbo de su vida (¿se presenta a alcalde? ¿o se va a vivir la vida loca con su colega?) a través de una especie de videoaventura con cámara en tercera persona donde podemos movernos por el escenario, interactuar con otros personajes o coger ciertos objetos. Para poder desbloquear cada decisión “viajamos” a la cabeza de cada uno de ellos (esto es un poco Psiconautas) donde manejamos a la televisión con patas (con el nada extraño nombre de TeeVee) en mundos en tres dimensiones no demasiado difíciles, pero donde nos pueden matar alguna vez. Si llegamos al final desbloquearemos decisiones, y tendremos que decidir nosotros, lo que nos llevará a nuevas fases, y por último a un final (normalmente bastante dramático). Luego haremos lo mismo con otra historia y otro personaje, y otra historia y otro personaje.

Este es el mapa del juego, dividido en tres episodios con todas sus opciones.

1000 Muertes es un juego mejor de lo que parece a primera vista, pero que no consigue llegar a los niveles de la excelencia de algunos de los títulos mentados aquí anteriormente. Es valiente, es original, bastante alocado, tiene algunos movimientos muy bien llevados y personalmente me gusta bastante el hecho de que puedas elegir cómo funciona la historia. Como detalles curiosos, el estudio tiene oficinas en Nueva York (y de hecho han recibido ayudas para su desarrollo desde esa ciudad) y en Mumbai, pero se llama Pariah Interactive, y con su origen hindú debe haber ahí una broma interna interesante. Otro detalle curioso es que para saber realmente de donde viene el nombre del juego vais a tener que llegar al tercer “episodio”.

Seguramente no sea el mejor plataformas en tres dimensiones del año, pero el rato que he podido jugarlo me ha hecho ver que es lo suficientemente interesante como para hablar de él.


(*) Tres dimensiones porque puedes saltar, andar de lado y también hacia el fondo, no porque los modelos salgan de la pantalla y estén en un mundo en tres dimensiones como el nuestro.

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