Alan Turing en "Todo el mundo dice nazi"

You’ve met with a terrible fate, haven’t you?

Bletchley Park, Milton Keynes. Laboratorio de criptografía del servicio de inteligencia británico, invierno de 1942.

¡Eureka! ¡Eureka! —Alan Turing salió disparado del pub en el que estaba socializando con los miembros de su equipo. Un comentario casual de su amigo, el gordito simpático que tiene algo que esconder, le sirvió como llave para encontrar la solución al acertijo. —¡Ya sé cuál es el problema! —gritó desaforado. —¡El código! ¡He quebrantado el código!

Sus amigos dejaron sus bebidas y le siguieron. Incluso su amigo/enemigo, el matemático pijo y guapo que quería su trabajo, le siguió gritando: —¡Alan! ¡Alan!

Llegaron a su laboratorio. Alan encendió la máquina Enigma y empezó a codear furiosamente, absorto en su labor. ¡Sus dedos volaban sobre el teclado!

Alan Turing codeando en la Enigma, rodeado del equipo de Bletchley Park. Foto de archivo

—OK… un poco más… IF… eeeeooo … AND… uhmmm… ELSE… arghhhhh…

—¡Usa un GOTO!

—¡En mi laboratorio está prohibido usar GOTO!

—¡Qué nazi eres, Alan!

—¡Shhhh! ¡Dejadle trabajar!

—Un poco más… uhmmm… OK, listo… Compilando.

Todos miraron en silencio mientras la máquina Enigma compilaba el código de Alan. Pasaron los minutos. Los más nerviosos encendieron un cigarrillo.

Enigma acabó de compilar con el sonido una campanilla. ¡Ping! Lenta y ceremoniosamente, Alan introdujo la cinta con el mensaje alemán interceptado que habían pasado semanas intentando descifrar. Conectó Enigma al osciloscopio más cercano. La luz de la pantalla se reflejaba en las caras atónitas del equipo de Criptografía de Bletchley Park. Habían pasado meses y gastado millones de libras intentando descifrar el código secreto.

La pantalla mostraba la gloriosa ejecución del programa de Alan. Todos miraban con un nudo en la garganta. Sabían que estan presenciando un momento histórico.

—Oh, Dios mío —dijo con lágrimas en los ojos la delgada y timiducha muchacha que estaba enamorada de Alan y que, a primera vista, no parecía nada especial pero que en verdad era superguapa y además una genio. —Esto cambiará el curso de la guerra.

—Mañana se lo mostraremos a los generales del Estado Mayor —dijo Alan. Abrazó efusivamente a sus amigos. —Chicos y chicas, ¡lo hemos conseguido!

Whitehall, Londres, cuartel general del Alto Mando Británico, al día siguiente.

En el sótano más profundo de los edificios del gobierno, los más altos mandos del ejército, la marina y la fuerza aérea británicas estaban sentados en una mesa examinando con curiosidad al nerd de Inteligencia encargado de descifrar los códigos secretos alemanes. Las paredes de la habitación estaban plagadas de mapas y diagramas mostrando las últimas posiciones enemigas. El Rey Jorge presidía los procedimientos.

El Rey Jorge VI. Foto de archivo

A su derecha estaba sentado el Primer Ministro, Winston Churchill, saboreando un whisky doble a las 11 de la mañana.

El Primer Ministro, Winston Churchill, en una foto de archivo

—Dr. Turing, por favor, cuando esté listo —dijo Churchill.

Alan se aclaró la garganta.

—Como saben —dijo —la primavera pasada el destructor HMS Bulldog interceptó al submarino alemán U-110 cerca de la costa islandesa. El submarino fue capturado y al día siguiente hundido. Murieron un montón de alemanes.

—¡Woo-hoo! —gritaron los generales, chocando palmas.

—Fan-fan-fantástica presentación, Dr. Turing —dijo el Rey, aplaudiendo —Cortita, emo-emocionante y con final feliz, co-como a mi me gusta. Pá-sese por recepción, Doris le da-dará un cupón para un hueeeevo extra en su car-car-cartilla de racionamiento. Se lo ha-ha ganado.

—Perdón, Alteza, el reporte no acaba ahí.

—Oh. O-Ok. Continúe, por favor.

—Cuando registraron el submarino encontraron una máquina Enigma intacta —interrumpió Churchill, —la máquina que los alemanes usan para encriptar sus mensajes. Vaya al grano, Dr. Turing. Su equipo ha tenido 6 meses con la máquina, con la misión de romper el código secreto alemán.

Alan asintió. —Esto que ven tras de mi es la mismísima máquina Enigma, conectada a un osciloscopio. La pantalla, usada normalmente para mostrar corrientes eléctricas, puede ser programada para procesar una imagen que la Enigma le alimente.

—Interesante, interesante. —dijo el Rey —¿Pero han ro-ro-to el có… el co… el co.. el código enemigo, o no?

—No —dijo Alan, encendiendo la Enigma y el osciloscopio. Empujando la máquina hasta los límites de su diseño, hemos logrado algo mucho más difícil. Luces, por favor. —Alan pulsó un botón y la pantalla mostró una imagen estática. Era el inconfundible símbolo conocido por millones de personas.

—Caballeros —dijo Alan Turing con la solemnidad que el momento exigía. —Hemos porteado Doom a la máquina Enigma.

Gritos ahogados de sorpresa llenaron la sala.

—¡Dios mío!

—¡Imposible!

El primer videojuego de la historia: el port de Doom para la Enigma

Sólo Churchill mantuvo la calma. —No me lo creeré hasta verlo en movimiento.

—Sabía que diría eso, Primer Ministro —dijo Alan, invitando a Churchill a sentarse y explicándole cómo controlar el juego usando los diales. —Por favor, pulse start.

Churchill empezó a jugar, usando toda la munición de la escopeta en disparos aleatorios y continuando hasta encontrar la llave roja. Soltó el mando con furia.

—¿Qué es esta mierda, Turing? ¿En esto se ha gastado los millones de libras que le ha dado el gobierno?

Turing sintió un nudo en el estómago. Su arriesgada estratagema de usar el port de Doom para distraer al Alto Mando de su total fracaso descifrando los códigos alemanes estaba a punto de ser desenmascarada por Churchill.

—¿Qué… qué quiere decir? —preguntó tímidamente.

—Solo va a 12 fps.

—Baje los settings —dijo un general con boina y bigote.

—¡No estoy combatiendo el nazismo para jugar en settings bajos, General Montgomery! ¿Cómo se atreve a atentar así contra mi libertad? ¿Es usted un nazi?

—¡¿Cómo se atreve a llamarme nazi?! ¡Usted es el nazi! ¡Yo he combatido con Rommel, el zorro nazi del desierto!

—¡Rommel ni siquiera es miembro del partido nazi! ¿Qué tipo de nazi es usted que ni siquiera sabe quiénes son sus amigos nazis?

—¡Ca-ca-caballeros! —interpuso el Rey. —¡To-todos son unos nazis si no se tranqui-tranqui-tranquilizan!

—¡Usted es el nazi, Alteza!

Silencio en la sala. Todos sabían que Churchill era un borracho impredecible, a menudo agresivo, pero nadie se imaginó jamás que se atrevería a meterse con el Rey.

—¿Qué ha dicho, Primer Ministro?

—Su familia, los Windsor, anteriomente llamada Saxe-Coburg, es originalmente de Alemania.

—¿Y?

—Alemania es el país más nazi.

—¿Está usted borracho, Primer Ministro?

In vino veritas, Alteza —respondió Churchill, combatiendo para no quedarse dormido en la silla, como solía ocurrirle cuando se emborrachaba. —In vino veritassss… zzzzz.

Casi todos los generales se rieron afectuosamente.

—¡Ese Churchill!

—Típico Winston.

Excepto Montgomery, que refunfuñó en voz baja. —Nazi borracho…

—En fin —el Rey se volvió hacia Alan—. ¿Y el código, Dr. Turing? ¿Cómo va eso?

—El código… sí… uhmmm… Dados los largos ciclos de computación impuestos sobre nosotros por la complicada arquitectura interna de la Enigma, para descifrar los mensajes hay que dejar que el programa concluya su ciclo computacional. Por favor, deténgame si la explicación es muy técnica o no le parece en absoluto consistente con lo que es la máquina Enigma o cómo funciona.

Programar para la PS3 era un día en Disneylandia comparado con programar para la Enigma

—En absoluto, en absoluto, pero para aquellos de mis generales no tan versados en materias técnicas como nosotros… ¿qué implica esto? Con palabras fáciles, por favor, para que entiendan.

—La única manera de descifrar los mensajes es pasándose el juego. Los mensajes más complicados requieren pasarse el juego en nivel Nightmare. Seguimos trabajando en ello.

—Buen tra-trabajo Ddddr Turing. Continúe y reporte el mes que viene. Mientras tanto, ¿en qué podemos a-a-asistirle?

—Hmmmm. Sería bueno tener acceso a unas 7 máquinas Enigma más, con 8 máquinas podríamos hacer unas LAN parties estupen… errrr podríamos correr ciclos en paralelo, reduciendo la longitud de estos.

—Déjelo en nuestras manos. Puede retirarse.

Alan saludó y abandonó la sala empujando el carrito con la Enigma y el osciloscopio.

—Caramba con nuestros primos alemanes, ¿no? —dijo el Rey a nadie en particular, una vez Alan se hubo ido.— Vaya tecnología. En las manos equivocadas podría ser muy peligrosa.

—Digan lo que quieran de sus políticas y actitudes —dijo el General Montgomery, —pero los trenes en Alemania siempre llegan a tiempo.

Otro general: —¡Y las autopistas! ¡Wow!

Churchill despertó súbitamente. —¡Nazis! ¡Nazis!

El Rey se aflojó el nudo de la corbata y se restregó la frente, exasperado.

—Le diré algo, Churchill. Ya me está tocando usted las pe- las pe-, las pe-pe-pe-pe-pe-

Manchester, 1952

Turing fue nombrado Oficial de la Orden del Imperio Británico en 1947. No por el port de Doom, el cual se ralentizaba un montón. Al final consiguieron descifrar los códigos. Se cree que los esfuerzos de Alan y el equipo de Bletchley Park acortaron la guerra un par de años y salvaron millones de vidas.

Los años de la posguerra vieron a Alan concentrado en portear Doom a una multitud de nuevas máquinas. Por las noches, y antes de desayunar, esbozaba los fundamentos de la ciencia computacional. En el poco tiempo libre que le quedaba (básicamente cuando iba al baño) trabajaba en un port de Wolfenstein 3D. En este huracán de actividad los años pasaron como un suspiro.

Una madrugada de 1952 Alan fue despertado por alguien golpeando la puerta de su casa violentamente. Sabía que era la policía, y que tarde o temprano vendrían por él. Estúpidamente había admitido una relación homosexual al reportar un robo reciente. La homosexualidad era ilegal en el Reino Unido por aquellos días, incluso si las dos tías estaban buenas.

—Dr. Turing, está usted bajo arresto. Su port de Doom

Alan se sorprendió solo un poco. El port efectivamente se había tragado la mayor parte de la financiación que recibió durante la guerra: tranquilamente podrían condenarle por malversación de fondos públicos.

—¿Sí?

—Su port de Doom es un juego muy poco inclusivo, sin personajes de otras etnias o mujeres en posiciones de poder.

Alan, sin acabar de creerse lo que estaba ocurriendo, fue inmediatamente juzgado en un foro de opinión pública.

—Dr. Turing —comenzó la jueza, dirigiendo sus palabras hacia la audiencia. —¿Por qué en su port de Doom no se puede escoger jugar con una mujer, o con un personaje africano o asiático, o gay? ¿O la opción más inclusiva, una lesbiana de descendencia africana?

—Es un port de un juego existente.

—¿Por qué tiene una sola mujer en una posición de poder? ¿Acaso no hay mujeres en el infierno?

—Al contrario. La población del infierno debe de ser mayoritariamente mujeres. Sin embargo, por motivos socioeconómicos y biológicos no consiguen alcanzar los más altos niveles ejecutivos, excepto tal vez en Recursos Humanos. Mi port de Doom refleja el infierno como es, no como debería ser.

—Sus excusas no hacen más que perpetuar la cultura de la violación.

—Bueno —suspiró Alan. —No es más que un juego.

—La opresión del patriarcado no nos parece un juego, Dr. Turing. Es una cosa MUY SERIA.

«¿Esto es en serio o me están troleando?». Alan Turing durante su juicio. Foto de archivo

Alan se encogió de hombros. —Si quiere llamo a Satanás y le pregunto por qué no asciende a más mujeres.

—¡Solo un nazi bromearía en un momento como este, Dr. Turing!

Alan perdió la paciencia. —Agradecería tenga más cuidado al usar ese término. Mi hermano murió en Auschwitz—

La sala enmudeció.

—Se cayó de una torre de observación.

La conversación degeneró a partir de ese momento…

No obstante, para evitarse problemas en el futuro, Alan decidió incluir personajes seleccionables femeninos en su port de Wolfenstein 3D para la Ferranti Mark 1. Lo lanzó poco después, con grandes esperanzas de ser nombrado Sir por sus servicios a la venerable disciplina de portar Doom (que él había convertido en la venerable disciplina de portar juegos de John Romero) a las máquinas más insospechadas, pero la recepción no fue la esperada.

—POLE!

—TURING NAZI DE MIERDA

—TURING NAZI CABRON NO HE PERDIDO UNA PIERNA EVACUANDO DUNKERKE PARA AHORA JUGAR COMO UNA FURCIA EN TU MIERDOSO PORT DE WOLFESTEIN

—Es bien sabido que no había mujeres en posiciones de combate del ejército regular estadounidense. Es inconcebible que fueran usadas en misiones de alto riesgo como la del Castillo Wolfenstein. Al cambiar no solo el juego original, sino la mismísima historia, Turing se está meando en la memoria de todos aquellos que dieron su vida en la lucha contra Mecha-Hitler.

—TURING NAZI TE VOY A RAJAR

—TURING MISMO ADMITIO QUE SU HERMANO ERA UN GUARDIA EN AUSCHWITZ

—que es esta mierda turing solo va a 12 fps

Odiado por ambos bandos, Turing fue condenado a ser castrado químicamente, oficialmente por homosexualidad y cometer actos indecentes, pero solo porque condenarlo por poner demasiadas o insuficientes mujeres en sus ports de juegos de John Romero no era posible en el marco jurídico británico de la época. Su cuerpo sin vida fue hallado en su cama por una empleada doméstica una soleada mañana de 1954. En la mesita de noche había una manzana a medio comer y una libretita con esbozos de diagramas de flujo para un posible port de Daikatana. El veredicto forense fue suicidio.

Más de 50 años después, el gobierno británico, tras una campaña pública altamente publicitada en la prensa —ahora controlada por homosexuales—, intentaría calmar las aguas por esta injusticia disculpándose y otorgando a Turing un indulto póstumo. Poco después, historiadores de Hollywood postularían en el documental The Imitation Game, el cual no he visto un par de veces y no es la principal fuente de los datos históricos usados en este texto, que Turing no era solo gay, sino que también encubría a un espía comunista, y que se parecía un montón a Sherlock.

Sherlock Holmes, votado el autista más sexy cinco años consecutivos

Gamerah lamenta este terrible destino. ¿A quién le importa el género del culo que bombeas en la privacidad de tu habitación? De noche todos los culos son pardos. Pero eran tiempos super-antigay, en los que ni siquiera decir «no homo» servía como defensa. El indulto póstumo no cambia lo sucedido, y es imposible saber si a Turing, quien a fechas de la composición de este texto permanece muerto, le importa un carajo. Lo que sabemos con certeza es que fue el primero de su estirpe: la PC Master Race. Dicen también que las matemáticas y la ciencia tampoco se le daban mal, y que podía ser muy ocurrente y gracioso. Pero eso pueden leerlo en otras páginas. Vengan a Gamerah por los chistes soeces ligeramente relacionados con los videojuegos.

Me lavo con un trapo atado a un palo.

12 comentarios

  1. Queridos guaches hay al menos dos chistes plagiados descaradamente. Premio (permaban) a quien los identifique.

  2. Me siento tan ario leyendo esto que me parece que voy a invadir Lérida con el trabuco.

  3. Sabía que el Gordo era nazi.

  4. Me siento totalmente ofendido por esta feature. Aprende a respetar a los demás y prepárate para una buena denuncia, sudaca de mierda.

  5. Gordo, devuélveme todos estos años donde no estabas, hijodeputa.

  6. Nazi como Vrava? jeje

  7. Siempre me he imaginado a El Gordo de Minnesota en un sótano, con gafas de abuelita, frente a una vieja Olivetti color rojo Joy-Con Switch. Detrás de ésta, un ejemplar desgastado de "El arco iris de gravedad", los dos volúmenes con las obras completas de Tennessee Williams de la Library of America y una primera edición de "El camino del Zen" de Alan W. Watts. Un vaso de agua con una película de polvo en su superficie y una televisión CTR de 14 pulgadas con la partida en pausa en la fase 3 del Perfect Dark re-escribiendo una y otra vez la reseña definitiva de Super Mario Galaxy 2 murmurando para sí mismo: Mientras le llega la inspiración, se dedica a escribir cosas como esta como práctica de estilo y nosotros seguiremos disfrutando de ellas :)

    .

  8. Cojonuderrimo y putamadresco a partes iguales.

  9. De lo mejor de la nueva vieja gamerah.

  10. Echaba de menos lecturas mongolas como esta

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