Gris: You're the one that I want

El truco es mojarte un poco el párpado inferior y la mejilla para no llorar al pelar cebollas.

París, 21 de Diciembre de 2118.

Recientemente acaba de salir a la luz una grabación de las cámaras de seguridad del museo del Louvre, que captaron una acalorada discusión de las obras de arte allí expuestas en torno al nuevo inquilino que llegó en el año 2019. Un videojuego. Gris.

En el texto que leeréis a continuación se relatan los hechos allí acontecidos y de cómo la llegada de este intruso hizo tambalear los cimientos de un museo que había vivido años de paz desde la última visita de Robert Langdon.

LOL WUT?

La primera en romper el hielo fue La Gioconda, siempre callada, impertérrita y comedida. Con su dulzura habitual gritó, «EL NUEVO ME TIENE HASTA EL COÑO». Sobre la señal horaria de la medianoche se escuchó un murmullo de aprobación, todo el mundo tenía algo que decir pero callaban ante el miedo a ser los únicos disconformes y la posibilidad de ser acusados de no saber adaptarse a los nuevos tiempos. Y eso que de nuevos tiempos habían pasado ya unos cuantos. Con el pistoletazo de salida aún resonando en el eco de los pasillos del museo, «OÑO…OÑO…oño…oño…», la Venus de Milo murmuró que ya llevaba días intentando echarse las manos a la cabeza ante tal aberración, Napoleón hizo un gesto de desaprobación tan pronunciado que tuvo que recolocarse la corona que había estado a punto de caer al suelo y extendió una mano a su mujer, Josefina, para que se levantara y sentirse apoyado en el gran debate que estaba a punto de iniciarse. La Victoria de Samotracia presentó su candidatura a entrar en la discusión con un pequeño batir de alas que todo el mundo comprendió. Por su parte, El Escriba Sentado se limitó a coger un bolígrafo por si tenía que apuntar algo y La Encajera ni si quiera levantó la mirada de sus bolillos para no perderse, pero la cámara de alta definición permitió que nos fijásemos en la trayectoria semicircular que trazaron sus ojos recorriendo todo el párpado superior para volver a clavarse en su encaje.

Permanente revisable lo que llevo yo en el pelo.

Pero pongámonos en situación. ¿Quién era el misterioso nuevo inquilino del museo que levantaba cejas de mármol y acuarela a lo largo y ancho del Louvre?

Gris se publicó el 13 de diciembre de 2018 y desde el día de su salida se notaba en el ambiente las ganas de llamarlo arte. ¿Por qué? Por ser del reducido grupo de videojuegos que crecen sobre un concepto artístico y no al revés. Este hecho, junto a las buenas críticas recibidas durante los primeros meses de su vida comercial llamaron la atención de por aquel entonces presidente de la república francesa: Emmanuel Macron (si, antes Francia era una república, aunque ahora os parezca imposible la familia Zidane no siempre ha reinado en tierras galas). Macron se empeñó en acercar a la juventud al Louvre y no se le ocurrió peor manera que exponiendo el videojuego de moda, Gris. El chasco se lo llevó cuando se enteró que el juego no tenía edición física pero, fiel a su estilo expeditivo, ordenó imprimir el código generado por Nomada Studio y colocarlo en un atril. «Señor, es Unity, pueden ser tranquilamente unos 20 millones de páginas». A lo que Macron contestó: «Qué somos, ¿españoles? que sea en código máquina y a doble espacio». Más tarde, los recortes generales provocados por la crisis de los macaron permitieron exponer solamente la portada, el índice y un chicle masticado por Conrad Roset. El hecho es que acabó acaparando la atención de las nuevas generaciones de visitantes del Louvre y provocando la envidia de las piezas centenarias allí expuestas.

—A ver qué te pasa ahora, pesada.— exclamó Napoleón frunciendo el ceño y provocando una arruga real en el cuadro que lo representaba.

— Pues que no es justo que él esté aquí, nosotros éramos arte antes de que existiera este edificio. Además, él no es único, hay millones de copias suyas esparcidas por el mundo y todas tienen el mismo valor. No puede ser arte si no se puede quemar con un mechero o destruir con un martillo. Me niego.— dijo La Gioconda, mientras su blanca piel iba enrojeciendo por momentos.

— Pero si no lo has probado, no sabes si ese juego conseguiría provocar en ti sensaciones propias del arte. Creo que estás prejuzgando.— dijo Napoleón sin intención alguna de calmar los ánimos de esta pequeña revolución.

— Prejúzgame esta.— La Gioconda se sacó una teta, lo que en ella era su grado máximo de enfado y rebelión. Acto seguido replicó: «Todos nosotros somos hijos de un solo artista y Gris tiene varios, no es justo, no es justo para nada”.

— Pues por ese lado puedes tener razón.— El tono de Napoleón era mucho más amable esta vez —No lo había pensado as… ¡AY! — Una dorada corona había volado desde el otro lado del cuadro impactando en su ceja izquierda.— ¿Qué haces?

— La quieres, ¿no?— Josefina masculló mordiéndose los nudillos.

—¿Cómo? Yo no…

—Ibas a darle la razón por el simple hecho de haberle visto un pezón, como el anuncio aquel tan horrible de los jamones. Ibas a vender tu opinión por remate mal acabado del cuerpo humano. ¿Así esperabas conquistar un continente?

— Te equivocas.

— ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no me doy cuenta de como la miras a ella cuando hacemos el amor?

— Joder, es que es inquietante, la tenemos enfrente y nunca sé si esa mirada es de aprobación o de reproche. ¡Me pone de los putos nervios! ¿Que le costaba a Da Vinci poner un par de rayitas en los extremos de su boca?, me da igual si hacia arriba o hacia abajo, pero así da grima. Me habría ahorrado un corte en la ceja. Pero ya hablaremos de esto luego, que tenemos un tema más interesante entre manos. ¿Alguien en este museo ha podido probar el Gris para opinar con conocimiento de causa?

— ¡YO HE JUGADO UN MONTÓN!

— ¿Quién ha hablado?— preguntó La Gioconda.

— Yo, aquí.— La voz provenía del otro lado de la sala, el sonido amarmolado no dejó lugar a dudas.

— ¿Por qué no te vas un poco a la mierda, Venus?

— Jugué a dobles con la Viki jajajaja.— rió la Venus de Milo haciendo lo máximo que podía hacer, encogerse de hombros. La Viki (La Victoria de Samotracia) no movió ni una pluma para no dar validez al chiste.

La Victoria no moviendo ni una pluma para no dar validez al chiste.

Napoleón, ya un poco harto, preguntó de nuevo.

— ¿Alguien ha jugado al juego para poder juzgarlo con propiedad?

Un intenso olor a vida, a carne, a persona y a lejía inundó la sala. Primero se vio entrar un carrito lleno de utensilios de limpieza y, tras él, al conserje.

— Yo me lo acabé esta tarde, antes de venir a limpiaros esto un poco. Igual os puedo hacer una pequeña reseña de lo que me ha parecido.

— Adelante — dijo Napoleón un poco más aliviado. — Algunos somos todo oídos.

Roberto, el conserje, se dedicaba profesionalmente a la crítica de videojuegos en una aclamada revista de la época, pero por las noches trabajaba. Era un tipo de mediana edad, mediana estatura, complexión media, medio calvo, medio gilipollas, borracho al completo y coleccionista de cintas VHS de Un Paso Adelante.

— Pues a ver, primero creo que es justo aclarar una cosa. Gris es un videojuego. No es una experiencia narrativa, no es un simulador de caminar para delante, no es solo una obra de arte en movimiento. Es un videojuego normal, con sus mecánicas, con sus pantallas, con sus fases y con una banda sonora que hace que se te encojan los huevos hasta rozarte el estómago.

Viendo capturas y fragmentos del gameplay podía parecer que la idea es buscar cualquier cosa para acompañar el arte de Conrad Roset durante un par de horas. Y tal vez pudo nacer así, pero el nivel de trabajo que se intuye en cada apartado que no tenga que ver con lo visual es igual de importante y pulido. Volviendo a la música, aunque no utilice el recurso de cambiar con nuestras acciones, está muy enfocada a provocar la misma sensación que nos quiere transmitir la imagen, y en algunos momentos álgidos del juego consigue acelerarnos el pulso sin recurrir a trucos baratos, por pura fuerza bruta y bella.

Es muy bonito. Muy muy bonito, mucho más que alguno de vosotros y bien que lleváis cientos de años apalancados en el museo. No he visto, por ejemplo, que las esculturas de Franz Xaver Messerschmidt se levanten y se vayan del museo al contenedor de escombros por vergüenza y pudor. Gris tiene tanto derecho como cualquiera de vosotros a ser admirado por los visitantes.

Si tenemos que hablar del plano jugable tampoco esperéis una maravilla, pero cumple perfectamente el propósito de entretener y ofrecer retos (aunque más bien sencillos para no entorpecer el ritmo del juego) que complementen a los aspectos más impactantes. Casi todo lo podéis ir haciendo sobre la marcha sin tener que desandar camino o explorar muy lejos, si estáis intentando algo muy complicado probablemente esa no sea la solución correcta.

Hay un problema, eso sí, que no han sabido o podido solucionar. El arte utilizado es 2D, aunque el juego utilice 2.5D para moverse por los escenarios o resolver algunos puzzles. Eso nos deja en algunas ocasiones un poco frustrados ya que paredes o suelos que a simple vista son iguales, en ocasiones se pueden atravesar y en ocasiones no. No queda muy claro cuando puedes pisar o atravesar una línea recta del escenario. No es muy grave por que no provoca que nos quedemos atascados, pero si que chirría un poco con el grado de perfección conseguido en otros términos.

En cuanto a la historia, no es algo que no se haya contado nunca y sigue la tónica de explicar poco y dejar que parte del trabajo lo haga la mente de la persona que juega, lo que provoca que gente con poca vida interior como yo nos quedemos a medias. Para otras personas puede ser la oportunidad perfecta de volcar sus traumas o vivencias en el juego mientras va avanzando y sintoniza con el mundo gris que va cogiendo color conforme vamos superando retos.

En cualquier caso, las partes destacadas (repetimos, música y apartado visual) hacen que sea una experiencia lo bastante diferente, apasionante y enriquecedora como para poder recomendar el juego a cualquiera, sin miedo a que no vuelvan a pedirte una recomendación nunca más. Gris es una apuesta segura, dos horas de tu vida en las que vas a estar mirando algo precioso y que termina justo en el momento en que ya te estaban picando los ojos y querías parpadear y que se perdiera la magia. Esa magia no se pierde en lo que dura el juego, lo cual es de agradecer. Además, la experiencia se puede alargar con una serie de retos opcionales que sí que nos harán estrujarnos un poquito más el cerebro, pero que no deberían considerarse parte de la experiencia primaria de Gris.

Así que ya estáis todos volviendo a lo que se os da bien, que es estaros quietos mientras os paso el plumero y dejar de cuchichear sobre si alguien es o no arte. Dejad al nuevo en paz.

mimimimimimimimimimi

8 comentarios

  1. Posiblemente el mejor juego que no voy a probar jamás.

  2. No, por que ese es Persona 5.

  3. Un videojuego que no es la gran cosa a nivel jugable, pero es "arte" porque se ve y se oye bonito.
    James Cameron approves.

  4. El juego solo es bonico, de resto es montonero en lo jugable y en la propuesta como tal, me apunto al james cameron seal of quality

    • Al menos son solo. Dos horas. No os quejeis. Por cierto, he leido por ahi que anaitgames ha finamciado el juego. Tiene merito porque ha conseguido bastante tiron

    • Si, creo que firmaron el contrato en el muro de hielo que hay al final de la tierra.

    • Estabas presente? Hacia frio?

    • No, pero he preguntado antes!! Periodismo de investigación!!!!11

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