Bienvenidos a Wargamerah, la sección militroncha y más guerrera que jamás apadrinó un langarto radiactivo oriental.
¿Pero qué son estas pintas? ¡Afeitaos, arreglaos el pelo, las señoras con el moño bien hecho, mequetrefes, que esto es serio, no el ejército de Pancho Villa! ¡Fiiiirmes, aaain! ¡Meted barriga! ¡Levantad la barbilla, que no tenéis nada que ocultar! ¿Qué? Bueno, sí, los Nintenderos haced como que no tenéis nada que ocultar, orgullosos como cuando sale un Zelda bueno…
Así, muy bien. Pues en esta sección hablaremos de Wargames como Dios manda. No, los Fire Emblem son visual novel, no cuentan. ¿Que tienen parte estratégica dices, soldado? Yo nunca he escuchado hablar de ella, mientes. También hablaremos de juegos así bien castrenses, simuladores y tal. No, el Call of Duty es propaganda, eso para relaciones públicas. Y como sois unos pepinillos verdes y blanditos, empezaremos por juegos más introductorios.
Y de los más fáciles para meterse ahora mismo es Panzer Corps 2, de Flashback Games y editado por Slitherine Software. Panzer Corps proviene de la larga tradición de wargames iniciada por el ya legendario Panzer General de SSI. Siempre un poco mirado por encima del hombro por los grognards1 más duros, a este género se les llama del tipo beer & pretzels. Algo así como birrita y panchitos, como diciendo que son muy ligeritos, muy suaves. Y puede que fuese verdad un poco, pero Panzer Corps 2 incluye suficientes mecánicas y novedades para que tenga una profundidad muy digna. Y sobre todo, la gran victoria de Panzer Corps 2 es que entra muy bien. Casi como la cervecita fresquita y los panchitos de bien.
Porque Panzer Corps 2 (en adelante PzC2) alcanza ese punto de “sencillo de entender, difícil de dominar” que tanto cuesta conseguir. La representación de las unidades no deja lugar a dudas: un pelotón de soldados es infantería, un carro de combate es un carro de combate, y un avión es un avión (abstraídos, claro, representan batallones). Todavía ni se os ocurra meteros con fichitas con simbología OTAN, os parecerían jeroglíficos.
Cada unidad tiene un numerito que indica su “salud”. A menos salud, menos potencia de ataque, y más posibilidades de que les den las cagarrinas y huyan del enemigo ante un ataque. Ese numerito y el color del que sea (verde, amarillo o rojo) son todo lo que necesitais para saber en qué estado está la unidad, si está suprimida o a punto de romperse. Dos iconitos verde y rojo indican si ya ha movido ese turno y si ya ha combatido. Y ya. Con eso, visualmente, puedes ver el estado de tus tropas en un santiamén.Es un juego por turnos, perfectamente jugable solo con el ratón. El resto de la interfaz es clara y cristalina, pero también tiene descripciones contextuales para recordarte cada estadística, menú u opción. Claro y meridiano hasta para unos pistolos tuercebotas que solo sirven para pegar barrigazos con un chopo como vosotros.
Así que es bastante fácil. Tienes tus tropas, un objetivo (conquista eso, defiende aquello). Con un click mueves, con otro atacas. Fácil, que no simple, porque aquí empiezan los detalles. El principio de uso es un “piedra-papel-tijera”. Los carros de combate ganan a la infantería. La artillería antitanque gana a los blindados. La infantería gana a la artillería. Y luego empiezan los peros. Los carros son los reyes del campo abierto, pero la infantería manda en terreno cerrado (bosque, montaña). La artillería no causa bajas y en combate es un regalo, pero si la sitúas tras una unidad amiga, la apoya automáticamente si es atacada, y sobre todo reduce el nivel de atrincheramiento (imprescindible para desalojar infantería de ciudades o trincheras). No me digáis que es difícil, que luego os aprendéis cada clase, estadística, ataque y sinergias de 1.500 poquimon de esos y os parecen pocos.
¿Más mecánicas? Pues destruir un enemigo no siempre es lo mejor. Un simple pero eficiente sistema de cercos permite estrategias más refinadas: si una unidad está rodeada por 2-3 enemigos no puede recibir suministros y se debilita, con lo cual es más fácil de batir. Si la rodeas completamente, tus tropas se apoyan atacando, no recibe suministros, y no puede retirarse, con lo que se rinde. Rodearlos y hacer que se rindan es menos costoso para tus tropas y más beneficioso para ti porque te da prestigio.
El prestigio es la moneda del juego, que te permite comprar unidades nuevas, modernizar las que ya tienes o reforzarlas con reemplazos. El prestigio se gana con conquistas, cumpliendo objetivos, destruyendo unidades, y más aún obligándolas a rendirse. Teniendo en cuenta que las unidades que tienes van contigo de una misión a otra, hay que cuidarlas y recomponerlas tras cada misión.
Yo no creo que nadie coja cariño a unos patoso como vosotros, pero los buenos generales cuidan sus tropas. Las unidades acumulan experiencia, y según ganan veteranía pelean muchísimo mejor, pero son mucho más caras de mantener en forma, porque si las refuerzas con reclutas pierden experiencia, hay que mimarlas con reemplazos de élite que cuestan mucho prestigio. ¿Qué se hace entonces? Comprar unidades baratas con reemplazos novatos y hacerlas encabezar asaltos para que sufran las bajas más cruentas y así tus tropas de élite puedan entrar a matar sufriendo lo mínimo. ¡Exactamente vuestro papel! ¿No os encanta la milicia? ¡A mí sí!
Hay que resaltar que PzC2 hace un esfuerzo real y consciente para enseñarte a jugarlo. Una campaña – tutorial de varias misiones te llevará de la manita para explicarte todas sus mecánicas, y luego una serie de misiones – tutoriales avanzados te planteará puzzles tácticos para que lo apliques, con objetivos como conquistar una ciudad en un turno, sacar tus tropas de un cerco o aprender las reglas de arrollamiento. Con cada misión aprenderás algo verdaderamente de utilidad. Y además, dan logros de Steam. Que os conozco, putos cazalogros, que si no sacáis logritos no dormís.
Y encima, el maldito juego engancha sin piedad. El famoso “Un turno más” se queda corto. Volverás a empezar la gran campaña del juego una, dos, tres veces para mejorar el desarrollo de tu ejército, y ni siquiera te dolerá, porque notarás la mejora obvia en tus habilidades como general. Bueno, vosotros a lo mejor no, que no sabéis ni ataros las botas solos. El mimar y preparar tu ejército es otro punto a favor. Poco a poco irás afinando tu máquina de guerra, combinando unidades para enfrentarte a todo tipo de situaciones, decidiendo mejoras, asignando héroes que otorgan especiales habilidades a cada batallón. Y además, puedes personalizarlas cambiando el nombre y eligiendo entre una rica cantidad de camuflajes opcionales, la mayoría históricos y algunos no tanto (aunque tiene gracia lo de poder poner la bandera LGTB en un stuka nazi).
Ah, sí, de momento la gran campaña sólo puedes jugarla con los boches. Pero claro, llevar a los nazis siempre ha sido el tutorial de todo wargame: inicios facilones en Polonia, paseo a lo grande por Francia, la madurez con el Afrika Korps, promete fiesta la operación Barbarroja… y luego la curva de dificultad comienza a subir imparablemente, con la apisonadora soviética arrollando por el Este, Monty y Patton saludando desde África y Eisenhower montando Overlord.
Es de esperar que los aliados puedan ser jugados en campaña mediante futuros DLC’s, como ya hizo Panzer Corps 1 con Allied Corps y Soviet Corps entre otros. De momento, ya hay tres campañas en DLC para los alemanes (incluyendo de la Guerra Civil Española) y puedes traspasar tu ejército de una a otra para jugarlos como una campaña inmensa.
Después de meteros en vena la campaña, que además tiene ramificaciones y distintas misiones dependiendo de tus decisiones y de tus éxitos (lo que anima mucho a rejugarlo), la verdad es que saldréis con una base bastante decente para meteros en wargames más duros. Sabréis realizar asedios, ejecutar penetraciones en profundidad, la importancia de los suministros, aprenderéis por las malas a no estirar demasiado vuestras fuerzas y a cubrir los flancos, a usar el poder aéreo para apoyar vuestros avances y a administrar vuestras tropas.
Pero de momento, coged estos cepillos de dientes y dirigíos a los baños. ¿Qué dices, soldado, que ya te lavaste los dientes esta mañana? Je. No me has entendido…
1 Grognards era como llamaba Napoleón a los soldados de su vieja guardia y significa gruñones. En el mundillo de los wargames, se refiere al jugador más clásico e intransigente a la hora de cambiar detalle a favor de la jugabilidad.
Reconozco que los juegos de estrategia no son santo de mi devoción, pero leyendo el funcionamiento de las mecánicas me ha parecido bastante entretenido, quizá le echo un tiento a este Panzer.
De este estilo me pican la curiosidad también el Banner of the Maid y el Cthulu Tactics, a lo mejor hay diversión que rascar ahí también.
De todas maneras, el último juego de este tipo que probé fué el Warsong de Megadrive, y no se si entra dentro de la categoría Visual Novel.
Es fácil ¿te tirabas más tiempo intentando trincarte a un compañero que luchando en las batallas?. Esa es la diferencia ay qué grasia papasito
Nunca la frase "Juegos que me gustaria que me gustaran" le pega tanto como al panzer ese
Todo es ponerse, si entra por los ojos ya es el primer paso para caer al pozo
Jo, que bonico. Cualquier día profano y le meto un Dual Boot con Windows al iMac para poder probar estos jueguicos.
Oye, pues mala idea no es. Cuantas más opciones tengas, mejor.