Halo 3: Reseña epistolar

Querida mamá.

(Nota desde 2021)

Este es el último Halo que reseñé en la antigua Gamerah. Por cierto, ¿sabíais que la Gamerah actual ya ha durado MÁS tiempo que la antigua? Eso es ser viejo al cuadrado. En fin, el caso es que también es el último Halo que mereció una reseña en la Gloriosa. Todo lo demás, decadencia. Fue marcharse Bungie y la saga se fue al carajo. Halo Infinite, la última esperanza, ya os decimos que va a ser un truño. Hay sagas que hay que dejar morir con dignidad. A Halo llevan años sacándolo a pasear con el gotero, vestido de fallera y tirándole cacahuetes a mala hostia, a dar. Con un gordo tocando la tuba por detrás. En fin. Halo 3 molaba. Y esta reseña epistolar que yo pensaba que iba a revolucionar la redacción de reseñas a nivel mundial y que no lo hizo, también. Hay chistes de WC, el Jefe Maestro escribiendo a su mamá y la sugerencia de un final apócrifo a la saga más digno que el lento languidecer de los Halo que aún dura. Un final con música, baile y lentejuelas. Como debe ser. Porque la guerra, y más la interestelar, es la auténtica música de las esferas.


Por El Alcalde de Tomelloso (22-10-07)

Querida mamá,

La guerra es muy puta. Quizá estas palabras te suenen duras y no las creas en la boca de tu adorado hijo, pero te aseguro que las digo y las siento. Llevo ya cinco años de servicio luchando contra el Covenant y todavía no entiendo mucho de lo que pasa por aquí. Cada dos por tres nos están movilizando como si fuésemos cajas de carne. Un día nos criogenizan, otro nos descongelan en un mundo de pesadilla lleno de monstruos con ganas de hacerse llaveros con nuestras pelotas… Un infierno. Como ya te he contado alguna vez, pertenezco a la unidad que da cobertura al Jefe Maestro, el último Spartan. Se supone que es un honor, pero créeme mamá cuando te digo que es una auténtica mierda. Que sí, que teniéndolo al lado tus posibilidades de contarlo aumentan, pero también te digo que allí donde está la mayor concentración de tiros y explosiones, está siempre tu querido hijo. Embarqué con él en el Pillar of Autumn, y te puedo asegurar que no fue precisamente un viaje de placer. También tuve que vitorearlo (con mucho cuidado, porque me tiraban los puntos de la herida en la parte baja de la espalda, concretamente en la parte MÁS baja) en la Estación Cairo, cuando le condecoraron. Por cierto que allí se montó también otra batalla de las gordas. Se nos colaron en la nave Grunts, Jackals, Élites y todo pichi de color verde y garras que le apetecía reventarnos el culo. Yo ya lo tenía reventado, como te digo (y no precisamente por confraternizar en las duchas), pero me tocó liarme a tiros aún convaleciente. Todo sea por salvar a la humanidad, pero joder, seres humanos quedan millones y yo sólo tengo un culo.

Bueno, pues esas cosas… Ahora estamos metidos en otra campaña, la tercera para mí. Esta vez estamos en la Tierra. Sí mamá, muy cerca tuyo aunque, la verdad, estar a 30 millones de kilómetros o a sólo 3.000 no importa mucho, porque hasta que esto no acabe no cuentes conmigo para bajar la basura e ir a comprar el pan. Parece ser que es megaimportante que encontremos una cosa que se llama el Arca, aunque ya te digo yo que, en cuanto aparezca, a algún bastardo lleno de medallas se le ocurrirá buscar otra cosa aún más superimportante en la otra puta punta de la galaxia.

Pero la verdad es que estar de vuelta es bastante agradable. Luchamos en zonas mucho más abiertas que antes. En entornos naturales realmente bonitos, aunque ya te digo que poco tiempo tenemos para el turismo. En comparación con las dos anteriores campañas, parece que hemos evitado las luchas en el interior de naves y complejos Forerunners, que para que te hagas una idea, son como el Chaplin, la discoteca donde íbamos la Sharon y yo los fines de semana, pero a lo bestia. Lo demás, no ha cambiado mucho. Mis compañeros de trinchera no hacen más que decir que con los nuevos visores que hemos estrenado para esta campaña todo se debería ver bastante mejor que antes. Pero yo les digo que esta guerra siempre ha sido así y que mejor no tocar lo que ya era bonito y que me jodan si antes podíamos ver tantas naves y vehículos y disparándose unos a otros como si no hubiera mañana.

Hablando de vehículos. Nos han traído uno nuevo. Se llama Mongoose y es un especie de Quad. La verdad es que estos científicos de la UNSC son de la virgen del puño. En la pasada campaña nos trajeron así llave en mano los Scorpion, esos tanques molones que tanto me recuerdan a la trilladora del Tío Morgan. Tampoco pedía esta vez un puto B52, pero coño, que nos obligan a montar a dos marines en cada Mongoose, ¡y el que va de paquete tiene que disparar de pie porque no hay sitio! Una pena, aunque ahora que recuerdo también hay una especie de pequeños cazas de despegue vertical que apenas se usan y que, según me comentan, son bastante impracticables. Menos mal que nos queda el bueno y viejo Warthog, fiable donde los haya. Aunque con el Jefe Maestro por medio, tienes suerte si puedes ir de copiloto. En cuanto te ve conduciendo uno, el tío te mete un guantazo y se pone al volante él. Y cualquiera le dice nada al señorito. Con estos ojitos le he visto arrear codazos a otros marines que lo acompañan, así por diversión. ¡Incluso a veces te quita tu propia arma de las manos! Ya te digo mamá, que no hay mejor manera de desmitificar a uno de estos héroes que convivir con uno. Te aseguro que sus ventosidades no huelen precisamente a victoria.

Los que sí que tienen muchos y buenos vehículos son el Covenant. Sus Ghosts, sus Wraiths… ¡incluso ahora van en moto! Son enormes, con una ruedota gigante y un poderoso láser infinito. A veces sueño que viajo por las montañas de Nebraska con una de esas motos, sintiendo la nieve en los hombros y con la bella Sharon abrazada a mi espalda. Entonces me despierto y veo mi pequeño Pillar of Autumn que me pide que… en fin, creo que no son detalles que quieras conocer, madre.

Así están las cosas. Espero que en la granja todo siga como siempre, que todos estéis bien y que la guerra continúe lo más lejos posible de nuestro hogar. A Tommy dile que como toque mi convertible voy a guardar una granada de plasma para metérsela por el culo cuando vuelva. Y dile a papá que aún llevo los calzoncillos de lana que me regaló. Por lo menos, la última vez que mire en mis pantalones, hace 6 meses, aún seguían allí, aunque ya no eran precisamente verdes.

Espero que muy pronto estemos de nuevo todos juntos. Esta vez sí que parece que la guerra va a terminar muy pronto.

Un beso,

Timmy
Cabo del IV Regimiento de la UNSC


Querida mami,

Te escribo desde un lugar horrible. La Tierra, el planeta natal de los humanos. Hace mucho calor y no vemos más que arena por todas partes. Yo la única arena que conocía era la de las bonitas marismas de nuestro querido Bahalo, pero nunca hubiera imaginado todo un planeta lleno de ella. Hecho mucho de menos el metano, porque aquí sólo se puede respirar ese repulsivo oxígeno maloliente. Menos mal que nunca me separo de la máscara respiratoria que me bordaste. También echo mucho de menos tu guisado de gusanos y cómo me arropabas antes de dormir.

Como ya te imaginarás éste no es sitio para un Grunt bien educado como yo. No es lo que me prometieron cuando me alisté. ¡Conocerás mundos! ¡Entrarás en acción! La única acción que he conocido hasta ahora es la acción antibacterias del detergente que uso para limpiar los WC de los Jackal. Son unos guarros. Mira que les digo, dejad que se seque el baño antes de usarlo, pero a la que me descuido ya hay quince Brutes cagando. En el mismo retrete.

Me entristece ver como todos los créditos que gastaste para darme una educación no me sirven para nada aquí. Todo el mundo es maleducado y grosero. Se ríen de mi por ser de buena familia, pero como tú siempre me decías: “grunt envidioso, caparazón asqueroso”. Tenemos como jefe un Brute azul. Es muy grande, fuerte y muy listo. Yo lo admiro mucho. Es un gran guerrero y no me quiero imaginar lo que sería de mi si él muriera. Seguramente me volvería loco y echaría a correr, llorando y suplicando que alguien acabara con mi triste vida. Es un Brute muy especial para mi. Tendrías que conocerlo. Todos lo temen, pero a mi me encanta oírle dando órdenes con su masculino vozarrón. Una vez le regalé una flor, pero no se lo tomó muy bien. Yo creo que él también piensa que lo nuestro no puede ser, que hay razas que no pueden ir más allá de la amistad. ¡Pero sería tan bonito! La logística sería compleja, pero yo soy muy flexible y estoy lleno de entusiasmo. Él verá. Ahora la pelota está en su tejado, yo ya le he abierto las puertas de mi corazón.

Te sorprenderás que te confiese todo esto. Pero tú mamá ya sabías que yo era un Grunt diferente. En lo que no he cambiado es en mi predilección por las armas. Y aquí hay para dar y tomar (con perdón). Tenemos ocho diferentes para nosotros y los humanos tienen otras ocho para ellos. De las nuestras me quedo sin duda con el cañón Brute, una máquina de hacer picadillo. Y con el martillo gravitatorio. Cuando veo a mi Brute esgrimiéndolo me hago pis y todo. Los humanos han vuelto a usar el rifle de corto-medio alcance que llevaban antes. Y eso son malas noticias, mami. Lo usan como un rayo y muchos de mis compañeros caen como moscas bajo su fuego. También usan un láser que llaman Spartan que es una burrada de potente contra nuestros vehículos, menos mal que tarda mucho en cargarse, momento que aprovechamos para colarles una granada en los calzoncillos, je je. Hablando de granadas, tenemos un modelo nuevo. Tiene así como pinchos y se clava en el cuerpo cuando te da.

Los combates son como otras veces, los Covenant procuramos dar lo mejor de nosotros mismos, aprovechamos el terreno para nuestras emboscadas y colocamos torretas en puntos estratégicos para ponerles las cosas difíciles a esos sucios humanos. Por muy heroicos que se pongan, la verdad es que les cuesta derribar nuestras defensas y la mayoría de las veces lo que hacen es flanquearnos por caminos laterales que muchas veces olvidamos defender.

Poco más que contarte… Que me siento muy solo y que espero que esto acabe pronto. Ya oigo a lo lejos los disparos y las explosiones. Pronto entraré en combate, pero no tengo miedo. Porque tengo dos armas infalibles, mi viejo aguijoneador y el recuerdo de tus cariñosos y dulces besos, mami.

Tu hijo, Crokill.


Querida mamá,

Te sorprenderás que te escriba. Entre otras cosas porque estás muerta. Pero si pudieras levantarte de la tumba, coger esta carta con tus fríos y descarnados dedos y leerla, ten por seguro que me harías muy feliz.

No me reconocerías ahora. He cambiado mucho desde que nos despedimos, cuando yo tenía 6 añitos. Ahora soy un hombre hecho y derecho. Pasé muchos años entrenándome para convertirme en un Spartan, y ahora todo el mundo me admira. Excepto mis enemigos, que me temen. Alguien tenía que decirles a los extraterrestres: ¡Alto, extraterrestres! Y ese alguien es tu querido hijo.

La batalla ha terminado, y creo que la guerra contra el mal también. He recorrido desiertos, junglas y naves Forerunner de extraños diseños hasta acabar con la amenaza que se cernía sobre los humanos. Esta vez me ha acompañado un Élite que se ha pasado a nuestro bando; se llama Inquisidor y no me ha resultado especialmente útil. No hacía más que ir de aquí para allá, dando espadazos sin sentido. Pero me lo han encasquetado como parte de un programa de fraternidad extraterrestre y no hay más huevos que aguantarlo.

Nuestro objetivo era eliminar al Profeta de la Verdad que se había vuelto loco y quería activar todos los Halos para “trascender”, según decía él en grabaciones holográficas que ha ido dejando en nuestro camino. Trascender, lo que viene siendo transcender no sé si lo va a hacer. Pero lo que es seguro es que nos va a mandar a tomar por culo a todos. Como ya sabrás, los Halos son gigantescos anillos en el espacio creados por una antigua raza extraterrestre, los Forerunner, y destinados a acabar con toda la vida orgánica de la Galaxia. Vida que es el alimento de los Flood, unos entes parasitarios muy peligrosos que se te meten en el cuerpo y te convierten en un zombi sin cerebro. Hay que ser bestia. Es como si te entran ratas en la cocina y las eliminas volándola con dinamita. Pero es lo que hay. Yo me he tenido que enfrentar por tercera vez con esos Flood y te aseguro que son peor que un dolor de huevos. Acostumbrado a combates limpios y rápidos contra el Covenant, luchar contra los Flood es un auténtico coñazo. Hubo una fase de mi viaje, ya en su parte final, que se convirtió en un correcalles más que en un combate como Dios manda.

Con respecto a mis enemigos, poca novedad. Los Brutes son ahora los que cortan el bacalao en el Covenant tras la deserción de los Élites. Y hemos luchado contra una raza nueva, una especie de insectos que atacan en enjambres. Resultan difíciles de cazar y complican los combates una barbaridad, obligándote a cambiar la rutina de ataque de granada, disparos y escondrijo.

Rutina. ¡Ah! la rutina. Eso es en lo que se ha convertido mi trabajo. Salva el mundo por aquí. Destruye la nave del Covenant por allá. Pon una bomba, ahora desactívala, luego vuelve a activarla… Sólo me quieren para misiones suicidas. Y ya estoy cansado, mamá. ¿Qué hay de mis sentimientos? Puedo parecer duro y frío pero te aseguro que dentro de mi armadura late un corazoncito. Yo no elegí ser como soy. Se supone que debo ser fuerte y que el destino de la humanidad está en mis manos. Pero yo no pedí llevar esa carga. Nadie me preguntó. Me convirtieron en un Spartan quisiera yo o no. Mi opinión nunca fue tenida en cuenta. Nadie vino y me dijo: “¡Eh! John, tómate una cerveza conmigo y cuéntame qué te gustaría hacer con tu vida.” Ni siquiera sé a qué sabe la cerveza. Pero yo le contestaría. ¿Y sabes lo que le diría, mamá?

Yo… quiero… bailar.

¡Sí! ¡bailar! ¡Siempre he querido se un gran bailarín! Ser conocido en la galaxia no por mis manos llenas de sangre sino por mis pies ligeros. Cambiaría hoy mismo los fogonazos de las granadas por los focos de un escenario. Me encantaría tener un apellido ruso y recorrer los más prestigiosos teatros europeos. Vestirme con unas mallas y sentir el calor y los aplausos de un público entregado. Y que me tiren rosas, ¿por qué no? Hasta cambiaría todos los Warthogs del mundo por un autobús plateado lleno de plumas y vestidos de lentejuelas.

A veces, cuando lucho espalda contra espalda con el Inquisidor me pregunto qué pasaría si le cogiera de la mano y diera tres pasos hacia adelante y tres pasos hacia atrás, cha, cha, cha. Me encantaría que los Covenant dejaran de atacarnos y se pusieran a cantar y a bailar con nosotros, como si fuese un musical de Broadway. Ese es mi sueño, mamá. Me quitaría este horrible casco y me pondría un sombrero ancho de paja de medio lado. Dejaría estas sucias botas y me calzaría unos brillantes zapatos negros de claqué. Y bailaría, bailaría bajo la lluvia y mis pasos resonarían por toda la galaxia, como si la radiación de fondo del Universo no fuese más que la música de un cabaret alemán de entreguerras.

Pero no es posible, mamá. La gente me teme y me odia. Los Covenant me llaman Demonio y mis compañeros me rehuyen. Estoy acostumbrado a comer solo en la cantina. Si les contara lo que realmente siento, se reirían de mí. Y tendría que aplastar sus cabezas contra el suelo, llenando las paredes de sesos y sangre. Por eso nadie conoce mi pequeño secreto.

Te tengo que dejar mamá. Ya siento el frío y el sueño que precede a la criogenización. O quizá sea la muerte, que al fin me reclama. Dormiré, sí. Pero soñaré. Porque es en el mundo de los sueños donde mi fantasía se hace realidad. Allí, todas las noches, actúo ante un público invisible. Bailo tangos, foxtrots y merengues. Me deslizo con gracia por la pista y me siento admirado y querido.

Esos son los únicos momentos en los que me siento vivo. Así que olvidadme hasta la próxima vez que el mundo necesite ser salvado. Dejadme solo con mi elegante traje negro y mi número a la espalda.

Adiós mamá.

John McKarthy – Spartan 117
Tu hijo

(Coaching de mongolos)

¡Arrrrtículos de coña!

7 comentarios

  1. Peazo de reseña. Orgulloso de leer tan buen material

  2. :_______) :*

  3. QUE RECUERDOS ¡¡¡¡¡¡ excelente analisis de un buen juego...hace falta el de Fifa en dibujos tipo abstracto otro Mito mas de Gamerah

  4. Era del Sensible soccer!!!
    Y no la encontramos :(

  5. Alcalde, Infinite es el mejor puto Make-Halo-Great-Again en siglos.
    Es un juego maravilloso, en serio
    Besitos

    • Mortiis! Maldito, pásate a saludar por el foro secreto!

    • ¡Claro que estaríamos dispuestos a publicarte esa reseña, Mortiis, faltaría más. No, no, las imágenes ya las pegamos nosotros!!! :*

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