Bueno, alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que hablar del primer Zelda exclusivo de Switch (y de… emuejemejem) de la historia. Y no voy a ser tan magnánimo como el 99% de la gente que ha analizado este juego.
De hecho, este escrito podría ser directamente eso, el análisis de la gente que analiza el Zelda. ¿Qué os pasa? ¿Tenéis todos 15-16 años? Porque si es así, ningún problema.
Pero bueno, dejemos esto para otra ocasión. O para el podcast. Aunque aún no he participado en él. Es lo que tienen los ninjas, que no salen en los podcast. Está ahí, pero no lo ves, que diría el sabio. Ni lo oyes. Vaya vergüenza de ninja si no (bi).
El Zelda. O el juego de Link el Inventor. “Enlace el Inventor”, en España y América Latina.
Lo del inicio del Zelda es de vergüenza ajena. Pero una cosa escandalosa. Al principio del Zelda, tras una cinemática bastante conseguida (cero pegas a lo que ha conseguido Nintendo con la Switch, muy meritorio), pasa algo y pasas de tener una gran cantidad de corazones a 3. VAYA, qué sorpresa. Como si esto fuera el Electrodanza of the Night. Y se te han olvidado todas las habilidades del Aliento Silvestre. Pero tienes un brazo nuevo, en pleno homenaje a la princesa Mononoke. Espero que Ghibli salga en los créditos. Que les inviten a algo con los dineros recaudados.
Después te hacen repetir lo mismo del inicio de Aliento Silvestre, pero cambiando la meseta por los cielos, y el tener que tirarse en parapente por abrir una puerta con tus 4 corazones, que mágicamente se recuperan después de abrir la puerta. Y os diré una cosa, desde ahí, desde los cielos, hay que tirarse de cabeza al agua, porque Enlace puede hacerlo. Servidor intentó planear con un planeador, como en Aliento Silvestre, pero a medio camino el cacharro desapareció, y era tarde para intentar acertar con el agua.
Entre las dos cosas, aprender habilidades (que son un poco distintas, ahora tienen que ver más con las capacidades de Enlace de jugar a ser usuario de Ikea) dentro de unos cuantos “templos”, aprender a usar la tableta de fulanita (que es lo mismo que la del Aliento Silvestre, pero se llama de otra manera). Es sorprendente la manera en la que a Nintendo le da igual el trasfondo de su propia saga, y como a la gente le da igual que a Nintendo le de igual. Entre las cosas buenas, decir que la mecánica de atravesar techos es bastante divertida y está bien hecha.
Una vez hemos superado este tutorial volvemos a tierra firme, y empieza realmente el juego. Ahora está todo lleno de piezas para montar cosas y hay que volver a devolver a Hyrule a la normalidad, o lo que sea, pero sinceramente, servidor al cabo de algunas horas ya no tenía más ganas de fiesta. Os dejo que sea el resto quienes os cuenten más, porque por lo que a mi respecta y salvo que cambie mucho el panorama, hasta aquí llegaron las Lágrimas del Reino.
la reseña tiene ritmo y se interrumpe en seco cual eyaculador precoz
Ese fenómeno se conoce como las Emisiones del Reino.
Nada nuevo bajo el sol de *Hyrule*