Esta mañana, mi hijo de 8 años me preguntó con lágrimas en los ojos: “Papá, ¿por qué Ryo no dejó de lado la venganza y se centró en la importancia de la comunidad?”.
Me quedé atónito. Aquí estaba un niño que apenas sabe multiplicar fracciones, comprendiendo el complejo trasfondo filosófico de Shenmue, un juego al que he dedicado incontables horas sin aun apreciar del todo sus enseñanzas.
Mientras le explicaba cómo la búsqueda de venganza de Ryo Hazuki tras la trágica muerte de su padre impulsa la narrativa, me interrumpió para decir: “Pero papá, ¿no es el viaje lo que importa? Y no el destino. El tiempo que Ryo pasa en Yokosuka, estableciendo relaciones y reflexionando sobre la bondad de los extraños, es lo que realmente define su crecimiento.”
Entonces me miró más serio aún y añadió: “Y qué hay de los marineros, papá. ¿No son algo más que un recurso narrativo?”
Me quedé atónito. No tuve respuesta. Mi hijo acababa de enlazar las complejidades de la existencia humana con Shenmue.
Le traté de explicar que Ryo pasa gran parte del juego preguntando a desconocidos si conocen a algún marinero simplemente para encontrar pistas sobre Lan Di. Pero mi hijo insistió: “Sí papá, pero los marineros simbolizan algo más, ¿verdad? Tal vez representen un anhelo de aventura, de conexiones profundas, de algo que Ryo aún no entiende completamente.”
Y tenía razón. Los marineros no son solo un elemento práctico de la trama; son un símbolo del deseo humano de explorar lo desconocido, de encontrar un sentido en las interacciones con nuestros semejantes, incluso en los lugares más sórdidos de Yokosuka. Las conversaciones de Ryo con los marineros, especialmente en los bares iluminados con luces tenues, están cargadas de vulnerabilidad y subtexto. Hay algo en sus preguntas y en las respuestas que recibe que trasciende el diálogo del juego.
Shenmue no es solo un videojuego. Es una lección magistral sobre la vida.
Aprendes a asumir la responsabilidad de tus acciones (como cuando pasé horas ganando dinero con la carretilla elevadora para financiar mi misión). Descubres la importancia de dedicarle toda tu atención a un solo asunto (sí, incluso mientras esperas autobuses en tiempo real). Y, lo más importante, recuerdas que el éxito no se trata de apresurarse con los objetivos, sino de saborear cada conversación, cada marinero al que preguntas por Hong Kong, y cada gato callejero al que cuidas.
Mientras hablábamos, mi hijo me miró y concluyó: “Entonces, los marineros no solo son personas a las que busca Ryo; son una metáfora de cómo todos buscamos algo que nos dé sentido, algo que nos saque de nuestra rutina diaria.”
Tuve que sentarme. Esta simple conversación me enseñó más sobre liderazgo, perseverancia y el poder de las relaciones humanas que años de talleres corporativos.
Así que, a todos mis contactos aquí en LinkedIn, especialmente a los que pasan sus días en oficinas, reuniones o diseñando planes estratégicos: háganse un favor y jueguen Shenmue. Hablen con los marineros de su vida, busquen lo que está más allá de lo obvio, y nunca tengan miedo de explorar esas capas de significado oculto.
Y, por favor, no olviden cuidar al gatito.
#Liderazgo #CrecimientoPersonal #Gaming #SabiduríaDeNiños #Marineros #ConexiónHumana
Agree
Ese chaval parece super inteligente
Y entonces todos los marineros de shenmue se levantaron para aplaudir.