Dirty Dancing XV

Disclaimer

No descubro nada cuando digo que los que escribimos sobre videojuegos no somos gente que esté por encima del bien y del mal. Muchas veces no somos capaces de abstraernos y juzgar con la objetividad necesaria. Es un mal muy extendido. Ahora mismo en Gamerah hay decenas de orcos asaltando el Abismo de Helm para destrozar el Zelda Breath of Wild y solo unos pocos valientes los mantenemos a raya. Pero probablemente caeremos.

Y bueno. Los que a lo largo de los años me hayáis leído alguna vez ya sabréis que, aunque se me puede considerar bastante objetivo, alguna vez muy contada me pueden las ganas tanto de alabar a un juego como de machacarlo. Pero más de machacarlo. Esta es una de esas veces. Si habéis venido buscando una reseña objetiva ya podéis iros, porque aquí no la vais a encontrar.


The time of my life

Muchos os preguntaréis por qué llamamos Baile Caliente a los Dirty Dancing. Este es un dato poco conocido, pero Dirty Dancing es la adaptación al videojuego de la película Baile Caliente, que en Japón se mantuvo con el mismo nombre, pero que para su lanzamiento en occidente se cambió a Dirty Dancing por una serie de problemas con la distribuidora, Vestron Pictures. Hiroshi Yamauchi (a estas alturas yo creo que ya sabéis todos quién es), al igual que el padre de Baby, no veía con muy buenos ojos los sensuales bailes de la película y quería rebajar su calificación a un +3, para que así fuese apta para el espectro demográfico de Nintendo. Película y videojuego se estrenaron en otoño de 1987 con muy buena recepción y a partir de ahí separaron sus caminos. Pero nosotros, que somos unos románticos, siempre nos hemos seguido refiriendo al juego como Baile Caliente. Quizás sea el nombre de videojuego más bonito jamás creado.

La historia de los Baile Caliente siempre se ha repetido a lo largo de sus numerosas entregas. Básicamente se trataba de un chico y una chica, rebelde él y virginal ella, que solo querían bailar y amarse. El antagonista solía ser el padre de ella, que o bien no quería que bailasen o bien quería destruir o conquistar el mundo; o como en la mayor parte de entregas una mezcla de ambos motivos, porque un mundo sin baile es un mundo muerto. Y así, con pequeñas variaciones, han hecho un montón de entregas hasta que hemos llegado a este Baile Caliente XV, que ha roto un poco lo que ha venido siendo la saga históricamente.

Y es que los tiempos han cambiado y Romina y Albano, Enrique y Ana, Sergio y Estíbaliz o Pimpinela han dejado paso a los New Kids On The Block, Backstreet Boys, N’ Sync o Auryn. La era de las parejas románticas ya ha acabado. Ahora es el momento de las Boy Bands, por lo que en Squenix, en mi opinión, se han querido pasar de modernos. No más Johnny, no más Baby, no más Hungry Eyes.

En fin, que se pusieron manos a la obra con la creación de la Boy Band. Lo primero y básico es un buen casting. No puedes tener cuatro Robbie Williams ni cuatro Timberlakes, así que había que elegir cuatro chicos diferentes pero atractivos y que cubriesen todos los sectores de la población. Se presentaron miles de jóvenes ansiosos de estar en las carpetas de las quinceañeras y, a pesar de que en la mayoría de talents shows el 80% de los presentes solo cantan flamenco, al final pudo quedar un casting tal que así:

Gladiolus es el rudo del grupo. Nunca lleva camiseta para que se le puedan ver sus perfectos abdominales. Gitano salvaje e indómito, parece sacado de una tragedia de García Lorca. Siente devoción por Noctis, del cual dice que es su escudo y que le gustaría ser ensartado por su lanza. Su afición es partir cráneos.

Ignis, como sus gafas indican, es el intelectual del grupo. El más cerebral y capaz de advertir al resto que viajar de noche es más peligroso que viajar de día. Siempre tiene un consejo que dar, aunque nadie se lo pida y la mayor parte del tiempo dan ganas de meterle sus gafas por el orto. Usa grandes cantidades de gomina. Además es un gran cocinero.

Prompto es el afeminado del grupo, y de ahí su nombre de producto de limpieza doméstica. Más sensible que el resto, es al que más turnos de morder almohada le tocan en las frías noches con los cuatro acurrucados en la tienda de campaña. De naturaleza tierna y reservada, su hobbie es la fotografía y le encanta hacer fotos de Noctis.

Noctis es el solista del grupo. El guapo y con sangre azul. Los otros tres pierden el culo por él, hasta el punto que a veces parece que estemos en el programa “Un príncipe para Noctis”. De carácter algo taciturno, los arreones de Gladiolus le hacen coger confianza hasta ser el auténtico líder de la Boy Band y el que más probabilidades tiene de lanzar su carrera en solitario cuando en unos pocos años la banda inevitablemente se disuelva. Su afición es la pesca, aunque según avanzas en el juego parece que le dé igual carne que pescado.

Una vez hecho el grupo toca lo más importante de todo, la gira, para ver si los componentes tienen química suficiente en el escenario. Así que con la bendición de la discográfica, Noctis y sus amigos cogen el Camaro del 66 del productor y se lanzan a una especie de Road Movie en la que descubrirán el amor, la amistad, la traición y el sacrificio.

Y esto, amigos, es el inicio de Baile Caliente XV. Hasta aquí he sido amable.

And I owe it all to you

Nada más salir encender el juego sale una pantalla en la que el juego da las gracias a los fans, como pidiendo perdón y recordando los buenos momentos que hemos pasado hasta ese momento. Premonitorio.

Baile Caliente XV pretende dar una vuelta de tuerca sobre lo que ha sido el Baile Caliente habitual. Ya no solo por la Boy Band, sino por el estilo de juego. Nos da un coche y un mundo abierto como si fuese un GTA, abandona los turnos y nos da un combate arcade frenético con mil opciones. ¿Qué puede salir mal? Todo. En fin, vayamos por partes.

Mi primera queja respecto a Baile Caliente es el coche. Uno pensaría que con un coche desde el inicio se podría conducir, hacer el cabra, explorar, salirte de la carretera y hacer todo lo que en cualquier sandbox que se precie se puede hacer, pero no. En DDXV no. El Camaro parece sacado de una campaña de conducción de la DGT. Conduce bien, conduce seguro, conduce con piloto automático. Básicamente no puedes conducir. El coche va solo, con una ruta prefijada que en algunos casos puedes evitar pagando, y en otros te toca tragarte 5 minutos de conducción automática mientras los miembros de la banda discuten sobre el último concierto o qué mulato de su cuerpo de baile está más bueno. Mata completamente el ritmo del juego y en mi opinión obedece a un único motivo: el pelazo.

Porque siendo un poco observadores nos daremos cuenta de que todos los personajes de DDXV tienen un pelazo espectacular. Los buenos y los malos. Los muchos chicos y las pocas chicas. Hasta los perros. Es posible que algunos de los que llevan casco sean calvos pero la verdad es que no tenemos interés en saberlo. Y si algo nos han enseñado los jebis del mundo es que las melenas, o son melenas al viento o no son nada. Así que la mejor forma de ver la descomunal inversión en las físicas de los pelazos es plantar un descapotable en el que siempre podremos disfrutar de esos pelazos al viento. Y ese es el motivo de que haya un coche en DDXV. Y si hay otro que alguien me lo explique, porque yo no veo otra explicación racional. Porque luego, y siguiendo con el tema de los pelazos, los señores de mediana edad como yo nos sentimos un poco desamparados. ¿Por qué no hacen juegos para calvos? Pero de no marines espaciales (que esos no son calvos, van rapados), sino juegos para señores como el Alcalde, que cuando se quita la txapela deja ver el mítico peinado con cortinilla tipo Anasagasti. Necesitamos un referente entre tanto elfo autista y jóvenes con pelazo. Ahí hay un gran mercado por explotar. Dicho lo dejo.

Los vídeos. Esta es una queja recurrente en mí, que los juegos tienen demasiados vídeos. Si me quejaba del Uncharted 4 aquí es aún peor. O igual vete tú a saber, porque como me los acabo saltando todos, no lo sé con certeza. Largos, pesados, insustanciales y terriblemente numerosos. Si me he tirado unas 30 horas de mi vida jugando a esto, probablemente me habré ahorrado otras 30 omitiendo vídeos. Pensaba que todo esto había quedado un poco superado hace 20 años con Half Life y su manera de contarte la historia mientras juegas, pero no, seguimos igual. Eso sí, no me preguntéis muchos detalles sobre la historia porque me los he perdido, pero tampoco parecía ser nada del otro mundo. Los tuyos son los buenos, el productor de la otra discográfica es el malo, luchan por los derechos de la canción del verano, blablabla. Muy prescindible.

Mi otra gran queja es el combate. Se quiere dinamizar la acción olvidando los a veces injustamente criticados turnos. El problema es que cuando quieres cambiar algo que siempre ha funcionado por algo novedoso, has de asegurarte bien de que lo nuevo funciona como es debido. Y no es el caso. Es un combate libre de tus cuatro personajes contra un grupo de enemigos donde la cámara vuela loca de un lado a otro mientras atacas a boleo sin tener muy claro qué es lo que estás haciendo. Durante las primeras horas de juego no te enteras absolutamente de nada. Más adelante descubres que hay un botón para esquivar, y que se pueden hacer combos, magias, etc. Pero sigue siendo una mierda y Squenix lo sabe. ¿Cómo si no se explica que puedas llevar 100 pociones para resucitar durante todo el juego? DDXV no premia que puedas comprar mejor equipo o armas, simplemente te incita a ir acumulando pociones y elixires con los que poder hacer frente a enemigos que tienen mil veces más HP (y no exagero, 1000) que tus personajes. Afortunadamente no son muy numerosos, salvo en las contadas mazmorras que el juego te obliga a explorar. Entiendo que se quiso hacer algo dinámico y arcade, pero tras 10 años de desarrollo se deberían haber dado cuenta de que era una mierda. Hay mil ejemplos mejores, como por ejemplo Bloodborne o Ni Oh, de cómo hacer un RPG con combates que funcionen. A veces menos es más.

Así que en resumidas cuentas tenemos un juego pesado, aburrido y mal hecho, con unos personajes que honestamente me confunden, porque desde que Nomura empezó los diseños del DDVIII todos los personajes me parecen iguales. Noctis, Squall, Tifus, Lupus… el malo juraría que sale en DDX y hay también una chica… probablemente Rinoa o Yuna. Todos se parecen mucho entre sí, al final no ves caras, solo ves pelazos y cuesta empatizar con un pelazo. Los diseños son importantes y en esto falla DDXV. Mola mucho más el kimono de Lan Di que los últimos 200 personajes diseñados por Nomura. Viva Shenmue.

Llegados a este punto empiezo a pensar si el problema soy yo o es el juego. Quizá no haya bebido lo suficiente para entender el juego. Quizá necesite una ayuda extra. Hice de tripas corazón, cogí el cartucho del Zelda Breath of the Wild y lo chupé. Repetidas veces. Y aparte del sabor asqueroso y el subidón de psicotrópicos del cartucho, el juego me continuó pareciendo rematadamente malo. Y no consigo quitarme de la lengua ese sabor asqueroso. Pero en definitiva no soy yo, es el juego.

Os preguntaréis por qué lo he jugado entonces. Porque me lo iba a cargar sí o sí y no era necesario jugarlo, pero soy un señor muy serio y casi nunca escribo de un juego sin haberlo jugado. Y en este caso me ha pasado algo curioso, como cuando te rascas el culo y luego te llevas la mano a la nariz para ver a qué huele. Ya sabes que huele mal pero aún así lo hueles. A macho. O a mierda. Pero lo hueles. Pues con DDXV me ha pasado algo parecido. Sabía que era malo de cojones, pero aún así iba avanzando y avanzando. Hasta que al final del capítulo 13, después de 30 minutos de combate y 35 pociones dije: hasta aquí hemos llegado. Acabarlo no lo he acabado. Ni falta que hace.

Nota: Hasta los cojones / 10

Seguero resentido

15 comentarios

  1. Este texto contiene tales cantidades de VERDAD que debería venderse en edición limitada grabado en tablillas de piedra.

  2. Bravo!!! De todas formas hay que decir que etsos juegos estan hechos para adolescentes, asi que es normal que te parezcan una mierda. Probablemente si llegaramos a jugar ahora a FF7 o FF10 tambien nos parecereian atroces.

  3. A mi el VII ya me pareció atroz cuando lo jugué. Ya me han visto el pelo en estas mongoladas.

    • Probe el persona 4 en vita hace un tiempo y ya fue un suplicio aguantar una hora. Que haya adultos que se diviertan con estas mierdas es preocupante.

  4. Yo estuve tentado de abandonarlo en el capitulo 13 también, pero para lo que quedaba decidí acabarlo. Me arrepiento de haberlo terminado, pero no tanto como de haber empezado a jugarlo.

  5. Atan.
    Un respeto nen, que son Personas.

  6. Ahora mismo hay muchos adultos, de cojones muy morenos y peludos, disfrutando de Persona 4 y 5 que no se preocupan absolutamente por usted, se lo puedo asegurar.
    Cantidades ingentes de ellos. Pero ni medio bledo.

  7. Es muy probable. Los fans de Persona no suelen tener nada de lo que avergonzarse para andar ocultándose, a diferencia de los que cargan con la losa de Tetsuya "La loca con tacones" Nomura y sus aberraciones. A su raciocinio le dejo el veredicto.

    • Me parece genial que disfrute usted de estas cosas, millones de adultos disfrutan con joyas del entrtenimiento como crepusculo, 50 sombras de grey, manga para preadolescentes..

      Asi que tranquilicese, no se lo tome como una ofensa y siga disfrutando.

      Personalmente creo que es mejor guardarse estos gustos para uno mismo para no ser etiquetado.

  8. Lejos de mi el tomarlo como ofensa. Cada uno opina como mejor le parece, al menos hasta que un juez dicte lo contrario.

    Personalmente, opino que ir anunciado a los cuatro vientos que se va etiquetando a las personas por un entretenimiento tan banal y soez como son los videojuegos también resulta asaz ilustrativo.

  9. Cada palabra aquí escrita es una pepita de oro.

  10. Se os ha colado un hipster gamer en los comentarios. Yo recomiendo fumigar bien la página antes de que se empieze a llenar esto de disonancias ludonarrativas y efectos kuleshovs.

  11. CALZONAZOS.

Responde a Baldulf Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *